La vida sin asignaturas pendientes
La interpretación de decisiones anteriores más o menos acertadas debe
alejarse del concepto de fracaso y acercarse al aprendizaje vital
Quien cree que cometer errores equivale a fracasar, olvida que las
equivocaciones forman parte fundamental de todo aprendizaje. Además, niega la
posibilidad de reparar aquello que siente como una asignatura pendiente y que
tal vez pueda solucionarse, siempre y cuando se haga para mejorar el presente y
no con la intención de reparar el pasado. "Si hubiese hecho, si hubiese dicho,
si me hubiese comportado de otra manera o hubiera optado por la otra opción"...
Echamos la vista atrás y nos culpabilizamos por acciones de nuestro pasado y
pensamos que ahora pagamos las consecuencias. También achacamos lo que no nos
gusta del presente a situaciones desfavorables que nos tocó vivir. Concluimos
entonces que, si pudiéramos, cambiaríamos algunos capítulos de nuestra vida
porque son culpables de que no tengamos lo que merecemos y de que no seamos lo
felices que podríamos ser. ¿Cuánto de razón o sinrazón hay en ello?
Hemos de admitir que las decisiones que resultaron no ser las más acertadas
condicionan muchas facetas de nuestra vida. De hecho, lo que somos es producto
tanto de lo que hicimos como de lo que dejamos de hacer, y nos afecta en lo
académico, profesional, doméstico y emocional. Es comprensible que en
determinadas situaciones, que suelen coincidir con momentos de inestabilidad o
de carencias emocionales, nos lamentemos por no haber adquirido habilidades
concretas o por haber dejado escapar a aquella persona que tanto bien nos hacía.
Sentirlo con cierta añoranza no es negativo, siempre que aceptemos nuestro
presente y lo vivamos con agrado, no con resignación. Pero si no partimos de esa
aceptación satisfactoria y andamos de continuo con la vista atrás pensando en lo
que fue y en lo que pudo haber sido, tendremos que plantearnos si no estamos
viviendo con asignaturas pendientes.
Cuáles pueden ser las asignaturas pendientes
- Añorar con dolor y sentimiento de fracaso el no haber cursado
determinados estudios.
- No haber aclarado aquel malentendido por el que perdimos a
una persona querida.
- No habernos despedido o haber manifestado nuestro amor a
esa persona que amábamos y se nos fue.
- Pensar que no hicimos lo suficiente por alguien y sentir
que, no sólo hemos decepcionado a esa persona, sino también a nosotros
mismos.
- Creer que hubiéramos podido evitar alguna desgracia que
ocurrió en nuestro entorno.
- Culpabilizarnos de la falta de decisión o bien de la decisión
tomada sobre algún asunto importante, por las consecuencias que ha
tenido en nuestra vida.
Las citadas asignaturas pendientes corresponden a situaciones del pasado cuya
influencia en nuestra realidad cotidiana tendemos a magnificar. Vistas en la
actualidad y con un sentimiento de fracaso, incapacidad e incluso de culpa,
podemos idealizar lo que hubiera sido nuestra vida si no existieran, si
hubiéramos sabido gestionar lo que ocurrió de manera diferente. Pero lo cierto
es que no hay vuelta atrás y no sabemos, ni podremos saber, qué hubiera sido de
nosotros y de nuestras vidas si nuestra asignatura pendiente no existiera.
¿Por qué se hacen presentes las asignaturas pendientes del pasado?
- Porque no nos gusta ni aceptamos nuestra vida tal y como es.
- Perseguimos la ilusión de un 'mundo perfecto' y consideramos que lo que
hicimos o dejamos de hacer es la clave de nuestro infortunio.
- Nos comparamos con lo que otros tienen y en esta competición nos
arrepentimos de decisiones que tomamos en el pasado.
- Nos sentimos culpables por haber fallado a alguien.
- Pensamos que dejamos escapar oportunidades especiales.
- Juzgamos que no supimos, por incapacidad o por miedo, abordar algún problema
al que había que dar respuesta.
- Suponemos que huimos por cobardía de algo que dejamos sin solucionar.
- Lamentamos que fuimos unos irresponsables y no hicimos lo que debíamos por
falta de esfuerzo y disciplina.
- Percibimos que nos falló la oportunidad o las condiciones que deberíamos
haber tenido para poder hacer tal o cual cuestión.
Como se ve, en las asignaturas pendientes se mezclan sentimientos dolorosos,
como la insatisfacción, la incapacidad personal, la falta de confianza, la
irresponsabilidad, la exigencia perfeccionista, el victimismo, el miedo y la
culpa. Se sostienen porque se parte de la falsa creencia de que cometer errores
equivale a no valer. Las equivocaciones del pasado se toman, entonces, como
fracasos personales y no como parte fundamental de todo aprendizaje, olvidando
que sirven para percibir lo que no nos conviene o nos hace mal. Usarlas para
maltratarnos y castigarnos, además de despojarlas de su utilidad, nos lleva a
recaer en otro nuevo error: castigarnos.
Además, dependiendo de nuestro momento actual y de cuál sea nuestra
asignatura pendiente quizá podamos reparar aquello que pensamos que hicimos
equivocadamente, acometer lo que no hicimos, aclarar malentendidos, decir lo que
no dijimos, pedir perdón o dar las gracias. Pero es importante hacerlo desde la
idea de que nos va a procurar mayor felicidad y ahora es posible porque se ha
aprendido del error del pasado. Hacerlo para llenar huecos y negar lo que fue es
no vivir el presente.
Para no caer en nuevas asignaturas pendientes, tengamos en cuenta
que...
- Nuestra vida no puede funcionar exclusivamente por el concepto del DEBER,
que en ella hemos de dar cabida al QUERER.
- La comparación, la competitividad y la insatisfacción son malas compañeras
de viaje y nos llevan a no poner punto y aparte a ningún capítulo de nuestra
vida.
- Nuestra responsabilidad ha de ser para con nuestra vida y no con la de los
demás.
- El miedo es necesario para no caer en una osadía temeraria, pero no hay que
dejar que paralice ni bloquee nuestras conductas.
- El sentimiento de culpa nos avisa de la transgresión de los valores por los
que nos guiamos y nos incita a que revisemos nuestro comportamiento, pero no por
ello hay que autoagredirse con reproches, descalificaciones ni
desvalorizaciones.
- Nuestros errores no deben servirnos para que nos sintamos incapaces,
inútiles ni inferiores, sino para aprender en próximas ocasiones.
leido en la red