Sangre en las tinieblas (cuento corto) Ya es de noche.Oscuras sombras se extienden sobe la ciudad.Noche cerrada sin estrellas ni luna, como nunca se la había visto antes.Las últimas personas que se ven por las calles, caminan apresuradas por llegar a sus hogares, acaso hostigadas por algún miedo latente. En en interior del impenetrable castillo, construido sobre los alrededores de la ciudad, el vampiro despierta de su diario letargo, Con su inconfundible porte y paso seguro cruza los amplios corredores.solo iluminados por pequeñas antorchas que derraman una tenue luz fuego.Se dirigen hacia la sala, de la biblioteca toman un libro entre sus manos y ma- quinalmente se sienta en uno de los antiguos sillones. Con ávida mirada recorre los versos del Dante: "Por mi se va a la ciudad doliente, por mí se va al eternal tormento: por mí se va a la maldita gente..." Sin dudas , los pasajes del "infierno"lo traen en forma particular.De improviso,
sus ojos se apartan del libro y se posan en sus manos,
más palidas que de costmbre, señal de que su organismo necesita de ese elixir que lo mantine despierto: sangre humana Las calles están desiertas, se escuchan aullidos a lo lejos,
el vampiro se encuentra apoyado sobre las paresde de la Catedral,
con la cabeza gacha, acaso queriendo ocultar la palidez inocultable de su rostro a la luz de los faroles, de repente,
se incorpora y agudiza el oído, se escuchan pasos,
con una media sonrisa en su cara, el vampiro sale al encuentro de su victima. Doblando por la esquina, con paso nervioso, se acerca una muchacha morena,
muy bella,sosteniendo fuertemente varios libros en sus manos su cuerpo se paraliza,
al instante en que ve,
entre sombras, la figura del vampiro, este clava su fogoza mirada en los ojos de ella,
se le acerca lentamente, mientras los latidos del corazón de la muchacha se incrementan,
sus cuerpos casi se rozan el vampiro extiende sus frías manos y las posa
sobre las húmedas mejillas de ella. esta cierra suavemente sus ojos,
entregándose a su verdugo. los aflilados colmillos se hacen contacto con su cuello. La sangre comienza a salir a borbotones espesos,
el vampiro no deja car una gota del preciado líquido. con cuidado,
deja el cuerpo exánime en un recoveco sin luz, la piel de la muchacha ya es de un blanco espectral, señal de qe toda vida ha abandonado el cuerpo, con sus manos en los bolsillos, el no-muerto se dirige a su castillo. La cacería ha terminado por hoy autor: BRUNO B. TRAVEN
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