JESUS SACRAMENTADO !!!O !
¡Señor y Dios mìo, seas siempre bendito y alabado mi Jesùs Sacramentado!
¡Oh Jesùs, que no contento con morir crucificado después de haber sufrido la màs cruel de las pasiones por amor a nosotros los hombres pecadores, has querido permanecer siempre cerca y voluntariamente te constituyes en el Santìsimo Sacramento.
Mil gracias Señor, vengo a ti y me acerco como un hijo al hogar. Vengo a exponerte mis quebrantos, miserias, infortunios, necesidades, como los que se confìan con el mejor de los amigos.
Tù me miras y estàs presto a consolarme. Como lo hiciste en tu vida terrenal sobre tantos que imploran tu clemencia, tiene ahora tu santa mano para alejar de mì y de los mìos las intranquilidades que nos mantienen en zozobra. Eres todopoderoso. Nada se oculta a tus ojos. Lees en el fondo de mi alma mis penas y alegrìas, sabes todo cuanto quiero y cuanto necesito.
Señor, ten piedad de mì, apacigua a tus ovejas y calma las tempestades de mi alma. Tù que a tu paso por el mundo fuiste, alivio, remedio y auxilio, no me abandones. Sigue derramando sobre los necesitados el copioso raudal de tus bendiciones.
Indigna soy de pedirte nada, Señor, pero eres mi Padre, y por grande que sea mi indignidad, mayor es tu clemencia y misericordia. Por eso me acojo con amplia confianza en tu regazo.
No en vano eres el màs abnegado de los padres; no me rechaces si he tartado en llegar a ti, acògeme Padre bondadoso. Dame tu gracia para apartarme del pecado; tengo los mejores propòsitos de una vida nueva, pero soy muy frágil, nada podrè sin Tì.
Robustece mi fe, arranca la cimiente del mal. Quiero ser un vaso nuevo, sinceramente deseo dejar los malos hàbitos que me hacen esclavo de las pasiones. Sè Tù, Señor, el que rompa esas cadenas que atan mi alma que te pertenece, que Tù redimiste y que cuesta el sacrificio de tu sangre.
Padre, te lo ruego, escùchame, no desoigas mis clamores, envìa tu piadosa mirada sobre mi casa, mi familia, mis vecinos, mi pròjimo, el mundo entero; conservanos la salud del cuerpo y especialmente del alma. Ampara a todos los que hubieran hecho daño, para alcanzar asì el perdòn, que Tù, Señor, guardas para todos nosotros.
Tù que nos enseñaste a ganar el pan de cada dìa con el sudor de nuestra frente, ¡Oh! Padre Celestial, procùrame el trabajo honrado con el que pueda ganar el sustento de los que tu voluntad ha confiado a mi protecciòn. Que en mi hogar reine la paz, la tranquilidad y el bienestar bajo Tu sombra.
Bendice todo cuanto pienso y realizo. Afirma cada dìa mi fe que me enseñaron mis padres y mis abuelos. Infunde en mì el amor al pròjimo, prèstame los medios para socorrerles.
Cuando fuere necesario, alcànzame conformidad y resignaciòn en la adversidad, fortalece mi espìritu, dame serenidad y entereza, la paciencia para sobreponerme a las contrariedades que en mi diario vivir se pueden presentar.
Ilumìname para tomar las decisiones apropiadas en mis momentos de vacilación, haz que mis determinaciones sean bajo Tu voluntad y no la mìa.
Hazme humilde Señor, como lo eres Tù. Guìa y protege a los niños, jóvenes y religiosos hazlos santos para que puedan humildemente caminar firmes en la fe, llevando Tu Palabra de esperanza y caridad, amàndonos los unos a los otros como Tù nos amas. Amèn.