Es esa sensación que tienes cuando flotas sobre el agua tranquila del mar, boca arriba, con los ojos cerrados, disfrutando de los rayos del sol sobre tu cara Y notar que la gravedad de la tierra no consigue hundirte
No piensas en nada, solo sientes las caricias del sol y el agua que te mece. En este punto de mi vida creo que la he encontrado, después de andar mí camino, lleno de momentos felices y no tantos.
En este camino he dejado atrás a personas muy queridas, indispensables, insustituibles y he aprendido a vivir sin ellas. He aprendido a vivir sin necesitar escuchar un te quiero, he aprendido a callar sentimientos…
Nada de lo vivido ha conseguido hundirme, aunque no niego que en algunos momentos he estado a punto de tocar fondo, pero no se que, ni quien, me proporciono la fuerza para nadar hacia arriba….
Pero tengo una ligera idea Y aquí me encuentro flotando, serena, intentando que el dolor no duela, viviendo sin más horizontes que la propia vida. |