Llora el payaso ante tanta falsa alegría.

Busca entre sus admiradores,

 la mirada de alguien que entienda su pena.

Careta de preocupación vestida de colores.

Disminuye su pasión, ante el aplauso del más puro sacrificio,

ante la imposibilidad de mostrarse como es,

tras la máscara, un rostro triste y desalentador.

Oculto entre risas, busca el trapecio más alto,

en el que quedaron sus risas y sueños.

Se amarra al silencio de la soledad, entre bastidores,

Ahogandose en la q es su condena.

Triste historia, para tan alegre aparentar.

Reir llorando no es la solución…

Desmaquíllate, pues tu acto ha acabado y los aplausos así lo delatan.

Víctima de tu propia comedia,

¿no te das cuenta que las vidas son breves máscaras,

Y la tuya quedó incrustada?

Olvida a quien un día decidió disfrazarse de lo que anhelaba ser.

Feliz ante el resultado eficaz de tu propio egocentrismo,

tiñes de hipocresía tu propio pesar,

pues el relámpago de una sonrisa pasajera,

no llena nunca tu corazón, ni tu alma en pena

Y allí, en el camerino, entre lágrimas de hiel,

 y ante la cruda mirada del espejo,

bordas el fin de tu función,

sólo cuando te das cuenta, de la triste realidad:

El alma llora, cuando el rostro ríe…

(Karen CR)