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General: cuento - el hada pequeñita
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De: utopia bcn (Mensaje original) |
Enviado: 19/01/2010 14:18 |
EL HADA PEQUEÑITA
Hoy voy a contaros lo que hacen las hadas cuando están
aburridas.
Salen de las burbujas de colores que son sus casas y se pasean
por el cielo.
Lo que más les gusta es ir donde está el arco iris y se
deslizan por él como si fuera un tobogán.
Un día un hada muy pequeñita que era la primera vez que jugaba
en el tobogán, se deslizó con tanta rapidez que se cayó en el
jardín de María.
María estaba jugando con su hermano y de pronto oyó llorar.
- ¿Tú oyes llorar? - le preguntó a su hermano Juanito.
- Sí, pero no veo a nadie.
- ¡María!, ¡Juanito!, venid a merendar - los llamó su mamá
-. Después seguiréis jugando.
El hada pequeñita estaba muy asustada y era a ella a quien
habían oído llorar los niños.
Se había escondido bajo las hojas de un rosal porque en aquel
sitio de pronto llovía y de pronto escampaba, el hada no sabía
que en los jardines de la tierra había una especie de grifos que
daban vueltas soltando agua para regar las plantas.
Sus alas se habían mojado y no podía volar, porque habéis de
saber que las alas de las hadas son como las de las mariposas.
Se hizo de noche y el hada pequeñita seguía escondida bajo las
hojas del rosal. Una de las rosas sintió pena del hada y dejó
caer un par de pétalos para que se abrigara con ellos.
Cuando María fue a cerrar la ventana de su cuarto antes de irse
a la cama vio que en el cielo además de la luna y las estrellas
había aquella noche un rayo grande de luz plateada.
Bajó silenciosamente para que nadie la viera y salió al
jardín. El rayo de luz daba sobre un rosal y muy despacito se
fue acercando a él.
Allí bajo las hojas del rosal y medio cubierto por los pétalos
de una rosa había una... ¿mariposa?... ¿libélula?... ¡No, no
era una mariposa, ni una libélula!. Tenía piernas y brazos y
una carita preciosa era...
- ¡Un hada! - gritó María.
Al grito de María, el hada, que estaba dormida se despertó, su
cara estaba pálida y no podía ponerse en pie y menos volar.
- Ayúdame a volver a mi casa - le dijo el hada a María.
- ¿Cómo puedo ayudarte?
- Ves ese rayo de luz, ponme sobre él. Él me llevará a mi
casa.
María cogió con mucho cuidado al hada y la sentó sobre el rayo
de luz, el hada le sonrió y le dijo:
- Nunca te olvidaré, si algún día necesitas mi ayuda llámame
- ¿Cómo te llamas? - le preguntó María.
- Me llamo Ilusión, y conmigo todo se consigue.
El rayo de luz plateada desapareció y sólo quedaron en el cielo
la luna y las estrellas.
María volvió a su cuarto y desde aquella noche la Ilusión
está con ella.
© 2004, Ana Márquez Vázquez
Sevilla. España
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De: Taty |
Enviado: 19/01/2010 17:46 |
"Cómo te llamas? - le preguntó María. - Me llamo Ilusión, y conmigo todo se consigue. El rayo de luz plateada desapareció y sólo quedaron
en el cielo la luna y las estrellas. María volvió a su cuarto y desde aquella noche la Ilusión está con ella. "
Gracias Mercedes,
besitos,
Taty
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De: Karol |
Enviado: 19/01/2010 18:06 |
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QUE SIMPATICO Y BONITO CUENTO, GRACIAS POR COMPARTIRLO
STEFY |
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