Te sientes atrapado en la mansión de tus problemas?
¿Has buscado en vano una salida?
¿El cerrojo del infortunio permanece inamovible ante
tu angustia?
No desesperes del todo. Es inevitable, para quién
camina, tropezar a veces.
Ni el sol puede dejar de nublarse, pero un nubarrón
no sella su destino.
Serénate. Establece una tregua dentro de tu
conflicto interior y considera lo siguiente:
Los problemas no constituyen obstáculos imprevistos
en el camino de la vida;
más bien, forman parte de la vida... Son también la vida.
Para cada problema existe - no sólo una solución-
sino todo un conjunto de soluciones,
porque la creatividad humana es inagotable.
La vida es una contínua toma de decisiones,
y debemos tenerel valor de decidirnos, incluso,
a equivocarnos.
No existe la decisión ideal. Toda decisión tiene
ventajas e inconvenientes.
Es cuestión de valorar alternativas y estar dispuesto
a pagar el precio de lo que se quiere.
En todo problema o crisis existen dos facetas:
el lado luminoso y el oscuro.
La crisis puede destruirnos, pero también existe
la oportunidad de salir más fortalecidos de ella.
A veces es la desesperación la que nos enreda más
bajo la urdimbre de nuestra problemática;
sin embargo, la serenidad puede ayudarnos
a desdoblar la red
despertando una serie de potencialidades hasta
el momento dormidas.
Seguramente la depresión ha inclinado tu
cabeza hacia el suelo,
pero si haces un esfuerzo y miras hacia arriba,
podrás ver que aún los más negros nubarrones
llegan a abrirse para mostrar un retazo de éter azul.
Sabemos que estás atrapado en la mansión de tus
problemas.
Los cerrojos no responden, las ventanas están
cubiertas de
poderosos barrotes,
las paredes muestran las huellas de tus
desesperadas manos.
Maldices tu destino y abandonas la lucha.
¿Por qué no recorres otras "áreas de la casa"? ...
Prueba el desván.
Ahí hay una pequeña ventana, insignificante y olvidada.
Aparentemente está cerrada, pero, insistiendo,
cederá ante la presión de tus dedos.
Girará lentamente sobre sus herrumbrosos goznes,
y te mostrará un pedazo de cielo, de un azul….
¡como nunca lo has visto jamás!....
Recuerda…
cuando Dios cierra todas las puertas….
¡siempre deja abierta una ventana!
d/a
|