Convierta la ruptura en accidente
Una ruptura es sinónimo de pérdida y toda pérdida provoca baja autoestima, ira, miedo nerviosismo, culpabilidad y tristeza.
Existen rupturas "propiciadas" en las que el afectado ha tenido la culpa, y rupturas "circunstanciales" en las que simplemente ha sido victima de sucesos desfavorables.
Sin hacer una clasificación tajante-pues todo depende de cómo sucedan las cosas-, algunas rupturas propiciadas son: divorcios, perdida del trabajo, quiebras, mudanzas drásticas o encarcelamiento; mientras algunas rupturas circunstanciales son: enfermedades, invalidez, desahucios, fallecimiento de seres queridos, violaciones, malos tratos y asaltos.
La gente sabe que debe ofrecer consuelo a quien ha sufrido una ruptura circunstancial, pero con frecuencia deja solo al que ha sufrido una ruptura propiciada. "Después de todo él se metió en esto, se lo buscó, sabrá manejarlo, es su problema."
Si usted ha vivido una ruptura propiciada es posible que sus amigos y seres queridos se hayan hecho a un lado. No habrá recepción, funeral, ni abrazos de felicitación o pésame. Incluso, es posible que usted opte por ponerse una máscara de indiferencia y diga cosas como: "Es lo mejor que pude hacer", "no sé por qué me tarde tanto", "por fin descansaré", "era inevitable". Aunque tenga razón su actitud de fortaleza puede llevarlo a la arrogancia. Reconozca tres cosas: usted no es perfecto, ha cometido errores graves y necesita amor y comprensión. Deje de justificarse. No trate de convencer a los demás. Sólo cambie sus paradigmas.
Propiciado o circunstancial, imagine que ha sufrido un accidente automovilistico y necesita auxilio.
Pedirlo, es signo de responsabilidad y entereza. Existen diversas personas que pueden asistirlo. terapeutas profesionales, grupos de autayuda o amigos comprensivos y preparados. Incluso hay organizaciones como "divorciados anónimos" que con base en un programa de doce pasos y reuniones diarias brindan verdadero auxilio a quienes atraviesan por el proceso.
A nadie le agradan los accidentes, pero debe hacerse a la idea de que ha tenido uno. De ahora en adelante, siempre que recuerde su divorcio, la traición que le hicieron, el asesinato de su hijo o cualquiera que sea la ruptura, la relacionará con eso: un accidente. El auto quedó desecho y usted está vivo de milagro. Vale la pena dar gracias por ello.
Acepte ayuda y perdonese.
Aunque esté sufriendo, no se deje abatir. Se recuperará, eso es seguro. Piense que todo lo que le ocurre en la vida, por más inexplicable que parezca, le brinda otra estatura intelectual, otro nivel de madurez espiritual, otra perspectiva de las cosas...
Las eventualidades del ayer nos acondicionan para eventos futuros. Los mejores consejeros no lo serian si no hubieran vivido y superado ellos mismos las pruebas sobre las que ahora aconsejan a otros. Cada persona tiene una misión que cumplir y las terribles rupturas por las que pasamos nos acercan más a esa misión.
Todo cuanto nos sucede converge en un propósito para el cual fuimos creados y vale la pena alcanzarlo...
Carlos Cuahtémoc Sánchez