Aprender a compartir
Seis humanos quedaron atrapados en un lugar oscuro e intensamente frio.
Por
casualidades de la vida, cada uno lo que poseía con el en ese momento,
era un
pedazo de madera.
Se llegaron a un rinconcito donde había una hoguera
que por falta de madera se
extinguia, pero nadie ponia
su madera en el fuego para avivarlo.
El primero retuvo su pedazo de madera porque vio que uno de los rostros
que
habia al rededor del fuego era negro.
El siguiente, al mirar al frente, vio a uno que no era de su iglesia,
por eso
fue incapaz de echar al fuego su tronquito de cedro.
El tercero que era un andrajoso, que mientras el frio aumentaba,
se ajusto el
saco y pensó: -
Porque poner mi pedazo de madera al servicio de este rico ocioso
y avaro?
El rico meditaba en la riqueza que tenia acumulada
y en la manera de protegerla
del pobre tonto y perezoso.
En el rostro del hombre negro se adivinaba la venganza.
Mientras el fuego se
apagaba, todo lo que veia en su madera era una oportunidad de herir al blanco.
El ultimo hombre de este miserable grupo no fue la excepción.
Si los demás no
daban... por que habría de dar el de él??
Los pedazos de madera apretados por cada una de las congeladas manos,
fueron los
unicos testigos y la prueba del pecado humano.
Al nacer el sol por la
mañana, todos habien muerto de frio....
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