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REFLEXIONES: EL SENTIMIENTO Y LA QUEJA
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Taty  (Mensaje original) Enviado: 17/02/2010 14:34

El resentimiento y la queja

Cuando mantenemos vivo un sentimiento negativo durante mucho tiempo, significa que nos afectó profundamente y que podría ser equiparable físicamente a un trauma, desgarre o golpe que deja cicatriz y que puede o no quitarse, en función del tratamiento y cuidado que se tenga.
En todo caso lo importante es destacar que puede quedar un rastro dañino en nuestro organismo, que si no se detecta afectará el resto de nuestras vidas. En el plano mental y emocional le llamamos resentimiento y es posible que no sea notorio, o que solamente lo detecten personas que han convivido con nosotros mucho tiempo, pero los únicos que podemos saber a ciencia cierta si lo tenemos o no, somos nosotros mismos.
El resentimiento se produce por algo que se vivió en el pasado como abuso, vejación, agravio u ofensa, y lo traemos al presente, independientemente del tiempo que haya pasado y si la situación, persona o personas que aparentemente lo causaron, lo hayan hecho realmente. Al traerlo al presente suelen generarse sentimientos de amargura, coraje, impotencia, frustración o ira.
En ocasiones puede tratarse de actitudes por parte de algún familiar (padre, madre, hermanos o equivalentes) , que se fueron acumulando sin saber claramente si nos llegaríamos a resentir y del grado que nos afectaron durante nuestra niñez o adolescencia; pero que externamos o comentamos cada vez que alguna situación nos lo recuerda.
En este caso puede no ser tan dañino mantener este resentimiento, como aquellos que nunca comentamos o que preferimos ocultar o evadir, pero igual nos afectan mientras los mantengamos vivos, mientras los traigamos al presente. Sólo se puede hablar de haber superado un resentimiento, cuando al recordar el suceso o vivencias que lo ocasionaron, no evoque o provoque alguna emoción o sentimiento negativo en el presente.
Cuando nos quejamos con cierta frecuencia, seguramente existen resentimientos que crean un estado propicio para la queja, pero también la queja es una forma de alimentar el ego; necesitamos hacernos presentes, ser notados y si no lo logramos por una vía positiva, pues el ego buscará la forma de hacerse notar aunque sea en forma negativa. El punto es que necesitamos ser tomados en cuenta, que se nos considere y si es posible, que se nos apapache, ya que por algo nos estamos quejando.
Una de las formas más comunes es la queja por lo que nos hizo o no nos hizo, por su actitud, por su indiferencia, desconsideració n, negligencia o deshonestidad. Y si la persona o personas con quienes nos quejamos nos dan la razón, más se alimenta el ego, pues si hay algo que le fascina, es tener la razón, sentirse superior, ubicarse por encima de los demás.
Sin embargo, si las personas de las que siempre hemos esperado reconocimiento y atención, nos ignoran suelen presentarse dos situaciones en quienes tenemos un perfil dependiente: en la primera, tendremos motivos para disfrazar el resentimiento y la queja, mediante la indignación, que es una forma de enojo que puede llegar hasta la ira, porque sentimos y creemos que se justifica, lo cual nos permite demostrar arrojo y valentía, forma muy socorrida en nuestra cultura para alimentar el ego. En la segunda, tendremos motivos para caemos, para apachurrarnos, para victimizamos y así lo menos que podemos esperar es que nos apapachen, es decir que alguien nos comprenda, nos considere y atienda en los términos que demanda el ego.
 

Lo que verdaderamente subyace en el resentimiento y la queja es un ego lastimado, porque indudablemente que existen personas que nos aman, nos consideran y/o nos reconocen, pero que no son las personas que el ego espera que lo hagan, o bien, aunque si sean las personas, no lo hacen con los detalles, actitudes, maneras y condiciones que el ego exige.

Podría pensarse que existen situaciones, personas o instituciones, con las cuales estamos resentidos y no es porque el ego haya sido lastimado, sino que realmente tiene que ver con sucesos que justifican el que estemos afectados, molestos o enojados y que el buscar disculpas, que se reconozca lo que nos causaron o incluso el pago o reparación del daño causado, es legitimo.
En estos casos, habría que revisar si se trata de sucesos y hechos reales, es decir, que no se fundamentan en chismes, especulaciones o comentarios irresponsables de quienes hablan de cosas que no les consta, así como de las supuestas o verdaderas intenciones de quienes dicen o hacen cosas que nos puedan perjudicar.
Una vez que estamos seguros de los hechos contundentemente y realmente fuimos afectados en alguna área de nuestra vida, si actuamos en consecuencia moral, social y hasta legalmente si es el caso, no estaremos en el terreno de los resentimientos y quejas que aquí examinamos, sino del ser dignos y asertivos, es decir, que lo que nos motiva verdaderamente es poner limites a quienes nos molestan o afectan, es ejercer la defensa de nuestros derechos como seres humanos, como trabajadores o como ciudadanos.
¿Cómo podemos diferenciar cuando se trata de ser asertivos y cuando del ego lastimado?
La primera señal está en el tiempo que ha pasado y seguimos manteniendo una emoción negativa sin actuar en consecuencia para resolverlo, ya que si no hemos actuado, en realidad queremos dejar vivo ese sentimiento conciente o inconscientemente para alimentar el ego.
La otra sería examinar si estamos personalizando el problema, si lo que nos afecta es porque sentimos que deliberadamente fuimos lastimados por otra persona, ya que la mayoría de las veces no hubo esa intención y nosotros creemos firmemente que se nos quería perjudicar; como que necesitamos motivos para estar a la ofensiva, para desquitarnos y cualquier situación que parezca propicia, será una oportunidad para sacar nuestro resentimiento.
Únicamente se puede ser asertivo cuando se ha trabajado para reconocer nuestros resentimientos, para saber cuándo, cómo y porque nos resentimos, porque de otra manera, la queja estará presente como parte de nuestra forma de ser y mucho de lo que creemos que lo ocasiona no es real, ya que por lo que estamos verdaderamente resentidos, es muy probable que se haya originado por razones y situaciones diferentes a las que creemos y en otra etapa de nuestras vidas, pero que no hemos revisado y examinado, por miedo o simplemente, por negarse a crecer.
 


 
 
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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Taty Enviado: 17/02/2010 14:37

Resentimiento y queja (segunda parte)

En virtud de la gran cantidad de personas que escribieron su opinión sobre este tema, me complace el retomarlo, considerando los comentarios y críticas mas repetidas de quienes lo leyeron y desde luego, en el entendido de que, aunque escribiera 30 artículos no podría ser agotado el tema, ya que no se trata de entender solamente una problemática, sino de procesarla y trascenderla, superarla, lo cual varia en cada persona en función de sus características, su situación, historia y disposición.
Hay personas cuya actitud es la de negar, tapar o ignorar que tienen un resentimiento profundo por lo que les tocó o no les tocó, sea en términos de educación, clase social, región, país, familia o pareja, o bien, por lo que son o creen ser, física, emocional, mental o espiritualmente. Esta claro que mientras lo nieguen, tapen o ignoren, no tienen ninguna posibilidad de superarlo.
En otros casos no lo niegan, sino al contrario, se quejan constantemente de algo relacionado con su familia, pareja…, etc. o de aspectos relativos a lo que creen ser. Es posible que crean tener claro por lo que están resentidas, pero igual pueden estar equivocadas, por ejemplo: aquellas que declaran resentimiento con su padre porque optó por otra mujer, resintiendo ese abandono hacia su madre y a ellas mismas, pero en realidad a la que no perdonan es a su madre por que tienen la creencia de “no haberlo sabido retener”, o a ellas mismas porque creen algo como: “por mi culpa se separaron” o que “hay algo mal en mi, si no, no me hubiera dejado”.
Las constantes que se dieron en la mayoría de las personas que opinaron sobre este tema de resentimientos y quejas, fue el abandono, rechazo, engaño y/o indiferencia de la pareja, particularmente por parte del hombre, (aunque también hubo algunos casos por parte de la mujer) y la solicitud, reclamo e inquietud mas presente, fue el que les diéramos una especie de receta mágica para dejar de estar resentidas, pero ya!, independientemente de hurgar, indagar y hacer conciencia del origen y características de esta problemática.
No olvidemos que las supuestas soluciones para dejar de sentir el dolor que involucran los resentimientos y causas de nuestras quejas en forma rápida y fácil, van desde las “limpias” hasta los medicamentos psiquiátricos, lo cual, puede menguar o quitar dolor, pero no las causas que lo originan, lo que eventualmente puede complicar y potenciar la problemática.
Sin pasar por alto la mayoría de los comentarios sobre el tema, sino al contrario, centrándonos en ello, habría que ponernos en extremos hipotéticos, lo cual permitiría a no pocas personas, saber hasta dónde y cómo quieren realmente resolver su problemática, veamos por grupos de casos.
 
Las que creen que el ser masculino equivale a insensibilidad, indolencia e irresponsabilidad, están convencidas que al hombre no se le puede otorgar toda la confianza y que en cualquier momento van a voltear para otro lado, olvidándose de sus compromisos de pareja. Si realmente creen eso, pues así va a ser, se pondrán de blanco para corroborar que así son, una y otra vez. ¿Para que, que es lo que realmente se pretende?. También habría que hacerse otras preguntas:
¿Donde y como surgieron esas creencias…, de quien o quienes las adquirieron? ...¿Que perfil de personalidad tiene el hombre al que le dan entrada?, ¿Por que a otros considerados “buenos partidos” en su medio, no les dan entrada?..., estas son solo algunas de las cuestiones que tendrían que plantearse, para comenzar.
Otro grupo piensa que sí existen hombres confiables, pero no confían en las mujeres con quienes puedan relacionarse. En ambos casos existe un problema de confianza básica, pero en éste, consideran al hombre un especie de títere de las feromonas y/o imán femenino contra lo que no pueden ejercer voluntad alguna, como presas fáciles de las fieras que los andan rondando. Aquí habría que plantearse además de las preguntas anteriores: ¿Qué idea tienen de las mujeres? ¿No será que se están proyectando? .
Pongámonos en el caso de las que ya saben el perfil de hombre que realmente las engancha y las posibles consecuencias de involucrarse con este tipo de individuos y dan entrada, pues no pueden llamarse a sorpresa, sino simple y llanamente asumir las consecuencias… , porque al dar entrada, lo que está en juego es un reto, un juego de poder, una competencia, o bien, preferir “estar bajo el efecto” que les produce ese hombre, en vez de una ilusión romántica para encontrar un compañero de vida y proyecto familiar.
Escribieron, no pocas, que se encuentran en casos de infidelidad, ruptura, abandono o divorcio, ante lo cual no creen poder superarlo, porque sienten que se acabó no solo la relación, matrimonio o familia, sino su vida misma. Este grupo es el que requeriría un apoyo terapéutico con mas urgencia.
Nos faltan otros grupos y casos específicos, por lo que nuevamente les propongo que establezcamos comunicación para formar grupos de 4 a 8 personas, matutino y/o vespertino, con sesiones de 2 horas, una vez por semana.
Podemos ubicar una dirección céntrica de quien se proponga para reunirse en su sala u otro espacio (o el que podamos proponer nosotros), para tratar no solo esta problemática, sino todas aquellas que consideren mas apremiantes, pero recordando, e insistimos en ello, no se trata solo de comprender la problemática en cuestión, sino trascenderla y esto se vuelve realmente factible con sesiones como las que estamos planteando.
 


 
 
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