OJO POR OJO DIENTE POR DIENTE
Esta frase, que consagra la
venganza como un procedimiento jurídico, figura en dos de los 282
artículos del
código sancionado por Hammurabi (1792-1750 a. C.), fundador del imperio
babilónico. La menciona también el Antiguo Testamento al referirse a los
actos
de violencia. “Quien cometiere e delito", dice el texto bíblico, "pagará
vida
por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie,
quemadura
por quemadura, herida por herida y golpe por golpe". Cuando el agredido
prefería
que se lo compensara con dinero, tenía derecho a una suma, fijada de
antemano de
acuerdo con la gravedad del daño. Así, según la ley del talión del
derecho
romano, quien recibía una cachetada podía canjear ese golpe por un monto
equivalente a 5 ó 6 dólares de hoy. El dicho, con frecuencia abreviado
como “ojo
por ojo”, no pasa en la actualidad de un modo de hablar. Un desahogo
para el
rencor. Y prueba de que la idea de devolver mal por mal es siempre
tentadora.
Pero ningún código moderno autoriza a desdentar o volver tuerto al
ofensor.
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