Cuento el hada Flor
Escrito por
Amelia Ortiz Carreño
Milisant era un hada niña; y como todas las niñas, sea de la
especie que sea, era traviesa, curiosa, dulce y juguetona. Vivía en un
bosque mágico que era frontera con el mundo de los sueños, en el colegio
de hadas, puesto que estaba aprendiendo a tener todos los poderes de un
hada adulta. Era hija de una ninfa del bosque y un elfo enano; y la
reina de las hadas había dicho a sus padres que necesitaba niñas para su
clan de hadas verdes, y allá fue Milisant... a convertirse en hada
verde.
Sólo que nuestra pequeña amiga no quería ser hada verde... Las
hadas verdes son las encargadas de pintar de este color todos los
árboles, las plantas, arbustos... que habitan en el bosque mágico. Ella
quería ser un hada flor. Las hadas flor son aquéllas que, como las hadas
verdes, se encargaban de dar color a todas las flores del bosque, pero
con una ventaja: ellas podían utilizar infinidad de colores: rojo, rosa,
blanco, azul, violeta, amarillo...
Milisant llevaba una estación en la escuela de hadas. En la
próxima primavera, que sería muy pronto, tendría que salir a ayudar a
las hadas adultas a colorear de verde todo el bosque. Para ello tenían
que agitar las alas que la reina le había impuesto y éstas derramaban un
polvillo verde que pintaba las hojas. Pero estaba enfadada. No quería
llevar el color verde. Quería ser como las otras, como las hadas flor, y
por eso estaba siempre haciendo travesuras y siendo castigada por ello.
Por fin llegó la primavera. La reina de las hadas
congregó a todas sus súbditas y nombró jefas de grupo para comenzar su
trabajo de todos los años. A Milisant le tocó ir con el grupo de Jhone,
que era el encargado de dar color a las hojas de los pequeños arbustos.
Era el trabajo más sencillo y por ello se le encargaba a las
principiantes.
Jhone, precavida no dejó que Milisant se apartara de su
lado, pues sabía de las travesuras que era capaz nuestra chiquitina.
Transcurría el día con tranquilidad. Milisant se aburría
mucho, todas las hojas eran iguales y Jhone no le dejaba moverse para
nada. Al cabo de un rato, se acercó un grupo de hadas flor y su jefa de
grupo, ésta se puso a charlar con Jhone sobre el trabajo. Milisant veía
maravillada los colores de las hadas flor... y entonces se dio cuenta de
una cosa: ¡No había ninguna hada flor que llevara el color verde! Por
eso, se le ocurrió una idea. Poquito a poquito se fue metiendo entre el
grupo de las otras sin que nadie se diera cuenta.
Jhone y la otra hada terminaron de hablar y se
despidieron. Ésta última se marchó junto con su grupo y Milisant,
escondida entre ellas, también. Llegaron a un gran campo de flores y
todas comenzaron a hacer su trabajo, y Milisant también. Empezó a teñir
de verde las flores que más le gustaban. ¡Quedaban muy bonitas!.
De pronto la jefa del grupo flor la vio, y vio lo que
estaba haciendo, y empezó a gritarle para que parara. Milisant, muy
asustada se escondió en un capullo de rosa que antes había teñido de
verde. Enseguida llegaron el resto de las hadas para ver el desastre y
todas murmuraban reproches entre sí. De pronto, todo el mundo calló: era
la reina Aldara, que llegaba a poner orden.
Durante un rato se quedó mirando la escena, después
preguntó quien era responsable de aquel desaguisado. Jhone se adelantó
cabizbaja y avergonzada y le contó toda la historia. Entonces la reina
llamó a Milisant, le dijo que saliera de su escondrijo y le explicara
porque había hecho aquello con las flores. Ella asustada, se lo contó
todo, que se había dado cuenta de que las flores no era ninguna verde y
por eso lo había hecho, porque ella quería ser un hada flor...
La reina sonrió y le dijo que tenía razón, eran muy
bonitas y raras las flores verdes. Todos miraron asombradas como la
reina se reía de la travesura de la pequeña en vez de ser castigada.
Así a partir de ese día, hubo un hada flor que teñía las
flores de verde, y fue muy feliz, tanto, que llegó a amar el color
verde.
FIN
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