Cada noche sin querer me miro en el espejo de su alma y me entristece ver el reflejo de mi cara. Siempre me asomo con la esperanza que el alma sea vehículo hasta él y acariciar su cara, besar su boca al fin, que florezcan las rosas en el seco jardín de un pecho dolorido. Que no florecerá hasta rozar sus manos y acariciar su cuerpo, el sol de su mirada alumbra mi camino, el eco de su voz marcó el duro destino, de un débil corazón. Que muere por un jardín que nunca floreció por que su amor es sueño y lo sueños, sueños son, yo seguiré soñando que un día sentiré el tacto de sus manos Y el calor de tu piel