La Vida en la Vid
Si el fruto es el propósito de Dios para nosotros, ¿qué podemos hacer para lograrlo? cuando recibimos al Señor Jesús en nuestros corazones fuimos unidos a Él para siempre. Así que, nos volvemos fructíferos cundo sometemos nuestra vida a la voluntad del Espíritu Santo, y permitimos que Jesús viva la vida cristiana en y a través de nosotros.
Juan 15:4-7 es muy claro en este punto. Podemos tener éxito y crecimiento en nuestra vida sólo cuando nuestro deseo es mantenernos plantados firmemente en Jesucristo.
Pensemos en la ilustración de Cristo en este pasaje. Dice que Él es la vid y nosotros las ramas. En un viñedo, las ramas y la vida coexisten en perfecta armonía. La savia, que es la vida misma del árbol, fluye libemente a través de la vida y llega a las ramas. El resultado de este proceso es la produción de fruto.
Cuando una rama es cortada de la vid, el resultado es la muerte. La rama no puede existir, ni desarrollarse, separada de la vid. De la misma manera, un creyente no puede producir fruto espiritual cuando se separa de la fuente misma de la vidas: Jesucristo. Todo el énfasis que yo haga sobre este punto no será suficiente: la verdadera vida cristiana es la del Señor Jesucristo vivida por medio de la presencia del Espíritu Santo.
Vemos, entonces, que vivir consagradamente por nosostros mismos, o con nuestras propias fuerzas, no es posible. Quienes tratan de hacerlo sin Cristo, no tendrán nada que los auxilie cuando experimenten frustraciones, tragedias o incluso la muerte. Esto no es, por supuesto, la voluntad y el propósito de Dios para sus hijos (véase Juan 10.10).
El Señor quiere que seamos fructíferos, para crecer más en Su poder. A medida que crezcamos, produciremos una cosecha abundante de fruto espiritual, que honrará a Dios y atraerá a otros a Jesús, Pero esto sólo será posible si permanecemos en la vid y permitimos que el Espíritu Santo entre en nuestros corazones, nos cambie desde adentro, y produzca de esa manera el carácter de Cristo en nosotros.
Dr. Charles F. Stantely
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto,lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si o permanecéis en mí. Juan 15:1-4
El fruto que el "labrador" celestial desea para su pueblo es la semejanza con Cristo. Para que una rama sea productiva tiene que ser podada; es decir, sometida a la beneficiosa disciplina del Padre (véase Heb 1`2.10) y debe mantenerse estrechamente unida a la vid (vv.4,5). Rechaza el ser independiente de Dios. Cultiva una relación xcada vez más dependiente con Jesucristo.
Que Dios te guarde en el hueco de su mano. En Su amor y mi amor,
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