La
reunión se abrió puntualmente. El viejo cangrejo tomó la palabra y
dijo:
"Amigos
míos, hemos venido haciendo algo que se ha constituido en un mal
ejemplo para el resto del mundo. Es una costumbre que tenemos que
cambiar".
Muy
preocupados, todos lo miraban con curiosidad.
Un
joven cangrejo de río no pudo reprimir la curiosidad, y preguntó:
"¿Y
cuál es esa costumbre?" "¿Por qué crees que es un mal ejemplo para los
demás seres de la creación?".
El
anciano cangrejo respiró profundo. Muy preocupado tomó de nuevo la
palabra y continuó:
"Se
lo diré sin rodeos. Debemos de dejar de caminar hacia atrás. Todos nos
ponen de ejemplo negativo y hablan de nosotros como retrógradas".
Un
cangrejo colorado que venía de muy lejos, dándose cuenta de lo serio
del problema, preguntó:
"¿Y
qué propones para remediar el nocivo ejemplo que damos?".
El
anciano cangrejo tomó de nuevo la palabra:
"Seré
realista. Para nosotros ya es muy difícil cambiar. Pero para los
cangrejos niños será más fácil.
Yo
propongo que sus madres les enseñen a caminar hacia adelante".
Los
cangrejos se emocionaron con la sinceridad con que se les había
hablado, y secundaron con entusiasmo la moción.
De
esta forma quedó instituido que todos los cangrejos que nacieran de ese
momento en adelante, serían instruidos por sus madres para caminar
hacia adelante.
Cada
uno volvió a su hogar. Y las madres empezaron a enseñar a sus
pequeñuelos.
Guiaron
con amor sus patitas, primero una hacia adelante, luego la otra.
Una
y otra vez insistieron en la nueva forma de avanzar.
Los
pequeños intentaron seguir las instrucciones, aunque les costaba mucho
trabajo.
Pero
con sinceridad trataron de hacerlo.
Sin
embargo, sucedió algo curioso.
Sus
mamás les decían cómo debían caminar, pero ellas mismas y todos los
demás cangrejos a su alrededor continuaban caminando hacia atrás como
siempre.
"¿Cómo
es que ellas hacen una cosa y nos enseñan otra?", dijo un cangrejito
muy estudioso cuando las mamás no estaban presentes.
Los
demás estuvieron de acuerdo.
Algunos
pensaban que era una broma que les querían jugar, otros aducían que
debía ser más fácil caminar hacia atrás, puesto que así lo hacían los
demás.
En
vista de la rebelión, hubo de convocarse a una nueva junta de
cangrejos.
"La
ley que hemos propuesto no funciona" admitió el anciano cangrejo que
siempre decía la verdad.
Y
agregó:
"Y
no funciona porque no hemos predicado con el ejemplo, y lo cierto es
que no podemos pedir a los demás que hagan lo que nosotros no hacemos".
La historia dice que esa es la razón por la que los cangrejos
siguen caminando hacia atrás.