Aprendí a amarte
Aprendí a leer en tu mirada
Tus deseos de mí
Aprendí a descubrirte
Aprendí a interpretar en tus palabras
Tu ansiedad de cambio
Son tus ojos como llamas
que en su fuego abrazador
me enseñaron a encenderme
y arder en su calor
Son tus manos la suavidad toda
que recorre mi cuerpo palmo a palmo
y me trasciende a ti
a tu cuerpo, a tus sueños
Son tus labios carceleros
que aprisionan a los míos
en un beso desordenado y loco
que me roba el aliento y me hace olvidarlo todo
En tus ojos, tus manos, tus labios
aprendí que la vida puede ser plenitud y no añoranza
Me enseñaste a dibujarte en cada colibrí
donde siempre, siempre encuentro tu paz