La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua.
La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre.
Solamente tenemos la felicidad que hemos dado.
Sólo un idiota puede ser totalmente feliz.
Para ser feliz hay que estar enamorado.
La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual.
La felicidad no se produce por grandes golpes de fortuna, que ocurre raras veces, sino por pequeñas ventajas que ocurren todos los días.
La única manera de sembrar la felicidad es compartirla con alguien.
A fin de cuentas, todo es un chiste.
La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser.
El humor los consuela de lo que son.
Desconozco el autor