Al despertar, en la mañana, ofrece tu primer pensamiento
al adorado Papá de los cielos,
para agradecerle la vida.
Programa un día sereno,
proponiéndote vivirlo en paz contigo
y en armonía con tus semejantes.
Cancela todo resentimiento
y todo sentimiento de venganza,
para que no intoxiques tu espíritu.
Imagina que estás en presencia de tus adversarios
y mentalmente sonríeles con cariño.
Deséales toda clase de bienes.
Bendícelos de corazón, derramando sobre ellos
toda la plenitud de tu amor.
Sé canal limpio del amor de Dios que hayen tu alma,
en favor de tus opositores, adversarios y enemigos.
Es torpe que conserves en tu corazón
la ponzaña de la mezquindad.