Razón
Jesucristo acababa de realizar un milagro sorprendente. En el estanque de Betesda había una multitud de enfermos. Todos esperaban un milagro. De vez en cuando, un ángel bajaba del cielo y agitaba el agua. El primero que se metía quedaba sano de cualquier enfermedad. Una tenue esperanza de sanación para demasiadas personas. Allí había un paralítico que hacía treinta y ocho años que estaba esperando su milagro. Pero nunca llegaba. Hasta que llegó Jesucristo.
Le preguntó que quería y el pedido de sanación, Cristo simplemente le dijo: Ok, tomá tu camilla y volvé a casa. Y el hombre que estuvo postrado 38 años ¡se levantó y comenzó a caminar! ¡¡Cómo no iba a llevarse su camilla!!, si le lo hubieran pedido, también habría llevando una manada de elefantes sobre su hombro. Y fue al tempo a agradecer por su milagro tan esperado, llevando su camilla a cuestas.
Allí los fariseos lo interrogaron preguntando por qué estaba llevando peso un día sábado. Esa actitud estaba prohibida por la Ley. Y cuando este hombre les contó lo que había sucedido, dice Juan que redoblaron sus esfuerzos por matar al Señor Jesús. Porque quebraba las reglas del sábado y se hacía igual a Dios.
Dice un principio contable que lo secundario sigue a lo principal (para la imputación de gastos en cuentas contables). Aplicando el mismo principio se podría decir que por el orden que Juan detalla, lo que más les molestaba a estos hombres era que Cristo rompía las reglas del sábado. ¿No era impresionante que un hombre que había estado treinta y ocho años postrado pudiera caminar? No. Lo importante era mantener las costumbres de la religión. No importaba ver la gloria y el poder de Dios, había que mantener las tradiciones.
Hoy seguimos despreciando a Jesucristo por mantener nuestras costumbres y hábitos religiosos. No somos capaces de cambiar nuestras tradiciones o comodidades. Y actuamos igual que estos fariseos. Estamos tan preocupados mirando lo que para nosotros es importante, que no podemos ver la gloria y el poder de Dios.
¿Qué estás mirando hoy? Que no te pierdas el milagro de Dios por estar demasiado ocupado en tu tradición dominguera.
REFLEXIÓN — Podés ver la Gloria de Dios.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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