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General: LECTURAS SABADO 2 Y DOMINGO 3
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Asesino de Corazones  (Mensaje original) Enviado: 02/10/2010 14:56

Lecturas: Sabado 2 de Octubre, 2010

Primera Lectura

Lectura del libro de Job (42, 1-3. 5-6. 12-16)

Job le dijo al Señor:

"Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo comprender y de maravillas que superan mi inteligencia.

Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto ya mis ojos; por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza".

El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. Tuvo siete hijos y tres hijas; la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela y la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos.

Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118

Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fío de ellos. Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos.

Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienen razón cuando me afliges. Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio.

Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Yo soy tu siervo: instrúyeme y conoceré tus preceptos. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes.

Enséñame, Señor, tus mandamientos.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24

Gloria a ti, Señor.

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."

Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rato. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo."

En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar." Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Sobre las Lecturas de Hoy...

El regreso de los setenta y dos discípulos es una experiencia enmarcada por la alegría y el gozo de haber cumplido con la misión otorgada por el Maestro y las consecuencias de la misma: la misión realizada por el mismo Jesús y sus enviados ha destruido el poder de las fuerzas del mal. En otras palabras, el seguimiento valiente y la evangelización sin espectáculo, de toda persona que se adhiere al proyecto de Dios, es el testimonio que va en contra de todo tipo de opresión y de cualquier forma de dominio que destruya la dignidad del ser humano. Por tanto, el sentido de la misión de los setenta y dos sigue presente hoy: mostrar que Dios sigue escribiendo en el libro de la Vida los nombres de aquellos hombres y mujeres que están de acuerdo con su designio salvífico, y que sigue derramando sus dones sobre la comunidad creyente, comunidad de pobres y marginados, que han sabido comprender las exigencias del discipulado. La fe en Jesús nos exige a nosotros sus discípulos que sigamos optando a favor de los más pequeños, que vivamos con alegría y gozo, y que mostremos en nuestro acontecer cotidiano la acción humanizadora del Espíritu. El famoso «ángel de la guarda» o ángel custodio fue una manera de «reificar» (dar realidad) y «personificar» (imaginar como «persona») al cuidado o atención que Dios tiene hacia cada uno de nosotros. Era la forma más espontánea, más fácil y más inteligible para explicar o presentar esa convicción. La convicción, en sí misma, es buena, y legítima. Pero el recurso pedagógico de «reificar y personificar» ese «cuidado divino», es ya otra cosa. Es comprensible que se diera así en los tiempos pasados -y tal vez no podía ser de otra manera-, pero es igualmente comprensible que ya no puede seguir siendo así. «No hay que multiplicar los entes sin necesidad», decía un adagio escolástico clásico. No hay por qué «personificar» el cuidado que Dios nos tiene (hablando en lenguaje teísta): basta con aceptarlo y corresponder a él. Hoy no podemos creer en un «segundo piso» superior donde habitarían los seres espirituales celestiales... El mundo es el mundo, tal como lo vamos conociendo cada día mejor, y un sentido de prudencia y realismo nos exige ceñirnos a él, abandonando imaginaciones, por muy ontológicas, piadosas que puedan parecer. Dicho esto, cabe la posibilidad de recuperar una «segunda ingenuidad», por la que podemos seguir hablando de los ángeles de la guarda, pero sabiendo ya de qué hablamos y qué tipo de lenguaje adoptamos para ello.

Lecturas: Domingo 3 de Octubre, 2010

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Habacuc (1, 2-3; 2, 2-4)

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes.

El Señor me respondió y me dijo: "Escribe la visión que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer de corrido.

Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 94

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras".

Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Segunda Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1, 6-8. 13-14)

Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación.

No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (17, 5-10)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor les contestó:

"Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los obedecería.

¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: 'Entra enseguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú'? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?

Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer' ".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Sobre las Lecturas de Hoy...

Vigesimo Septimo Domingo del tiempo Ordinario, Ciclo C

El profeta Habacuc nos pone en el contexto del diálogo entre el profeta y Dios, donde el primero toma la iniciativa y pregunta a Dios por la raíz del mal y el sufrimiento que lo rodea. La injusticia, la violencia y la desigualdad parecen convertirse en la única forma de vivir de la sociedad en muchos momentos, no sólo de la historia del pueblo de Dios, sino también de la historia de la humanidad. La queja del profeta es clara: no hay justicia; se vive en una violación sistemática de los derechos básicos provocados por la anomia y la confusión de su tiempo. Sin embargo, la respuesta del Señor, ante la situación, no se hace esperar. El Dios de la historia y la creación hace un llamado al "justo" a la fidelidad y a la confianza. Dios se encuentra con el ser humano en la justicia, en la resistencia pacífica y en la esperanza del ser humano en él.

En la segunda carta a Timoteo el autor nos presenta de dónde procede el ser apóstoles del Señor: del plan divino de la salvación de Dios. Los creyentes hoy estamos exigidos a tomar conciencia de que hemos recibido del Señor el don de la fe, de la fortaleza y de la caridad; por tanto, este don recibido demanda una respuesta oportuna. Ante la situación tan compleja, adversa y confusa de nuestra situación mundial, los carismas del Espíritu del resucitado se nos dan para dirigir a la comunidad humana con valentía y dar testimonio de la liberación y salvación del Señor. Dichos dones recibidos de la gracia de Dios, son también, tarea humana, y necesitan ser cultivados e incrementados constantemente para evitar caer en el absurdo y la desesperanza.

En el texto de Lucas vemos a los discípulos, conscientes de su poca fe, de su incapacidad para dar su adhesión plena a Jesús y a su mensaje. Por eso le piden que les aumente la fe. Jesús constata en realidad que tienen una fe más pequeña que un grano de mostaza, semilla del tamaño de una cabeza de alfiler. No dan ni siquiera el mínimo, pues con tan mínima cantidad de fe bastaría para hacer lo imposible: arrancar de cuajo con sólo una orden una morera y tirarla al mar. Este mínimo de fe es suficiente para poner a disposición del discípulo la potencia de Dios. La morera, como la higuera, son símbolos de fecundidad en Israel. La higuera con muchas hojas, de bella apariencia, pero sin higos, es símbolo de la infecundidad de la institución judía, que no da su adhesión a Jesús. Los discípulos tienen fe, pero poca. Con fe, como un grano de mostaza, estarían en condiciones de "arrancar la morera (símbolo de Israel) y tirarla al mar". Con este lenguaje figurado indica Jesús cuál es la tarea del discípulo: romper con la institución judía, basada en el cumplimiento de la ley y eliminar el sistema de injusticia que representa esa institución con su templo-cueva de bandidos, al frente. Con un mínimo de fe bastaría para cambiar ese sistema.

Miremos a nuestro alrededor y veremos que algo no funciona. Tantos cristianos, tantos católicos, tantos colegios religiosos. Y preguntemonos: ¿Cuántos creyentes? ¿Tienen fe los cristianos, los sacerdotes y religiosos, los obispos? ¿Tenemos fe? ¿O tenemos una serie de creencias, un largo y complicado credo que recitamos de memoria y que poco atañe a la vida?

Las palabras de Jesús siguen resonando hoy. "Si tuvierais fe como un grano de mostaza..." O lo que es igual: si siguierais mi camino, si vivierais según el evangelio, tendríais la fuerza de Dios para cambiar el sistema.

Volvamos al evangelio y releamos sus páginas: "Vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, que Dios será tu riqueza, y anda sígueme a mí" (Lc 18,22). "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero este hombre no tiene dónde reclinar la cabeza" (Lc 9,58). "No andéis agobiados pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir" (Lc 12,22). "Los reyes de las naciones las dominan y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros nada de eso; al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven y el que dirige al que sirve" (Lc 22,25-26).

Pobres, libres, sin seguridades, sin poder, como Jesús. Sólo tiene fe quien se adhiere a este estilo de vida evangélico. Quien no, tiene creencias que para casi nada sirven. Y así no se puede cambiar ni el sistema religioso ni siquiera el mundano. Tal vez tengamos que reconocer que somos "siervos inútiles", pues no andamos en el sistema de la fe, sino en el del cumplimiento de las obras de la ley, como los fariseos, que, al final, de su trabajo tienen que considerarse "siervos inútiles", pero no "hijos de Dios" que es a lo que estamos llamados a ser, como ciudadanos del reino.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: stefy1945 Enviado: 02/10/2010 21:50

LA ORACIÓN DE LOS CINCO DEDOS

 

El dedo pulgar es el que está más cerca de ti. Así que comienza orando por aquellos que están más unidos a ti... Son los más fáciles de recordar. Orar por los que amamos es "una dulce tarea."

El próximo dedo es el índice: Ora por los que enseñan instruyen y curan. Ellos necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta. Mantenlos en tus oraciones.

El siguiente dedo es el más alto, el del medio. Nos recuerda a nuestros líderes a los gobernantes a quienes tienen autoridad. Ellos necesitan la dirección divina.

El próximo dedo es el del anillo -anular-. Sorprendentemente éste es nuestro dedo más débil. El nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por problemas. Ellos necesitan tus oraciones.

Y finalmente tenemos nuestro pequeño dedo el más pequeño de todos. El meñique debería recordarte orar por ti mismo. Cuando hayas terminado de orar por los primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para orar por ti mismo de una manera más efectiva.

Dios te bendiga ricamente

COMPARTE EL AMOR DE DIOS!

arboles-STEFY.jpg picture by stefy_1945

 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: stefy1945 Enviado: 02/10/2010 21:53
GLORIA A TI SEÑOR JESUS


 
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