Mi recuerdo niño
florece en lágrimas
que caen de tan alto
que, al llegar al suelo,
ni se acuerdan de que son lágrimas.
Ciento por ciento luna,
mi infancia ve como mis hermanos
remontan falsos barriletes
mientras los grillos
toman un baño de inmersión
en la lengua de un loro.
Ciento por ciento pájaro,
florezco en lágrimas de jirafa
y picoteo, no el alpiste,
sino esas lágrimas
que no saben que son lágrimas.
Sueño vagas resurrecciones
entre madreselvas
que se besan con prímulas,
mientras el río se olvida
de que el mar lo espera
y se sienta en la orilla
junto a un ceibo que lame
las lágrimas de un sauce.
Jorge Luis Estrella