Dando vueltas alrededor de esta fecha, me doy cuenta exacta de su muerte. (Un año más, dicen los chicos; un año menos, piensan los viejos). Después de todo, era una muerte que se esperaba. Y sin embargo, llega octubre y no me resigno a que falten los ruidos de su fiesta. (...) Qué alta era la buela entonces! Que imponente con el cabello recogido y las almidonadas puntillas de su jabot! Al mover los brazos(...) en el movimiento expandía en el aire un olor agradable a lavanda. Un olor que impregnaba todas las cosas y le daba a la casa su sello de personalidad. Todas las casas tienen su olor y su luz particular. La casa de mi abuela tenía olor a jabón de lavanda y un color permanente de siesta de verano: ese tenue resplandor que se cuela por las celosías y dibuja arabescos en los techos. Qué alta era la abuela cuando yo era pequeña! La sentía como a un árbol: erguida, fuerte, capaz de soportar los embates del viento y la tormenta, y capaz, también, de ampararme bajo su ramazón espesa, siempre llena de hojas y siempre florecida. Ella sabía elegirme las ciruelas más dulces, los duraznos maduros; yo admiraba sus sabias manos, capaces de adivinar el almibar dentro de las frutas, y de hacerme unas trenzas que no se deshacían hasta que yo le desataba los moños por las noches. (...) Su costurero fue, para mi asombro, un cofre de piratas con secretos tesoros: innumerables botones de distintos materiales y colores despertaban mi codicia de niña... Pero como eran de ella, yo les atribuía historias fantásticas y propiedades mágicas. (...) Este año no cumple años la abuela. En su jardín de rosas han levantado un edificio de departamentos. Arrancaron de cuajo el jazminero que llenaba de aroma las noches de verano. Se llevaron la verja de hierro negro, por cuyos barrotes mi niñez se escapaba a la calle. Con mi abuela se ha ido una niña pequeña, una niña amparada por mil alas de ángeles, una niña que tenía mi nombre, el color de mis ojos, mis manos diminutas. Una niña pequeña que yo reencontraba cuando ella me hablaba y decía mi nombre en diminutivo. Este año no cumple años la abuela. Los cumplo yo, de pronto, definitivamente.