De repente, un día, me doy cuenta de que mi vida está cambiando completamente. Mi ilusión sigue viva, más viva que nunca; sé que esa vida ideal que siempre he imaginado va a suceder. Sin embargo, hay otras cosas que cambian y que me acongojan. Y te dicen: ya no eres una niña y lo piensas, y lo analizas, y te das cuenta que en realidad ya no lo eres, aunque a ellos les gustaría y a veces a mí también.
Han pasado 19 años de mi vida, así como que no quiere la cosa. Y ha pasado mucha gente por mi vida a lo largo de ese tiempo. Mucha gente que ya no está, y amigos que se han afincado en mi corazón, y dentro de todos estos años por toda esa gente; no dudaría en desvivirte. Mi vida cambia y evoluciona, aunque no quiera, mejor quisiera que, de repente, pasen diez años y todo siga siendo igual, la misma gente, los mismos sitios, el mismo amor.
Quiero siempre poder ser esta cabecita loca que en el presente gobierna mis días. Cada una de las decisiones que tomo, cada cosa que hago, cada cosa que pienso... Estos días he hecho un tremendo esfuerzo en pensar, es el precio para poder tener las ideas claras, es el precio de la felicidad, para hacer las cosas bien. Cierro los ojos, me veo, me miro y tiemblo. Soy feliz; no estoy del todo bien siempre hay problemas y me gustan, si todo fuera fácil no podría distinguir la felicidad de la angustia.
Hay sentimientos que no son bidireccionales, mis sentimientos no lo son; por eso sé qué; Quiero estar contigo. De ti recibo, lo suficiente como para ser feliz. Quiero poder salir a la calle y gritar. Gritar hasta desgarrar el aire, hasta que mi voz ya no sea capaz a salir de mí. Necesito que mis palabras viajen por el aire y, cuando duerma, quiero escucharlas. Necesito entender, comprender. Necesito saber que es todo lo que quiero. Más tarde o más temprano, estaremos juntos. No perderé la esperanza y mantendré la ilusión.
Todo es tan sencillo en mis sueños.