No mires a la vida como una dualidad. No mires a la vida como un conflicto, porque no lo es. Y lo sé: no lo es. Yo lo he experimentado, no lo es. Es una totalidad, una pieza, y todas las cosas encajan en ella. Sólo tienes que descubrir cómo dejar que encajen, cómo permitirles encajar. Permíteles que encajen unas en otras. Es una bella totalidad.
El odio no destruye el amor, sólo destruye su ranciedad. Es una limpieza. Si lo comprendes, le estarás agradecido; y si puedes estarle agradecido, has comprendido. Ahora nada puede destruir tu amor, pues ahora estás realmente enraizado por primera vez; ahora puedes absorber la tormenta y fortalecerte con ella, enriquecerte con ella.
Y si me preguntas, si existiese la posibilidad de un mundo sin odio, yo no lo elegiría; sería un mundo absolutamente aburrido y estaría muerto. Puede que fuese dulce, pero sería demasiado dulce, anhelarías la sal. Si fuese posible un mundo sin ira, yo no lo elegiría; porque la compasión sola, sin ira, no tendría vida. El opuesto aporta la tensión, el opuesto aporta el temple. Cuando el hierro ordinario pasa a través del fuego se convierte en acero; sin fuego no puede convertirse en acero. Y cuanto más alta sea la temperatura, mejor será el temple, la fuerza del acero.
Si tu compasión puede pasar a través de la ira, entonces cuanto más alta sea la temperatura de tu ira, mejor será el temple y la fuerza de la compasión.
Osho.