Con aleteo grácil de mariposas
revolotean por los cuerpos nuestras manos
van libando sedientas ya las mieles
y se embriagan con los perfumes emanados.
Es su vuelo tan sutil como un suspiro
Apenas rosan la lozanía de la corteza
sus montañas , sus cañadas y sus valles
y la fresca humedad en la hondonada.
De tarde entre los jardines se deleitan
Bajando en dulce caricia hasta el carrillo
Se posarán en las violetas flores de tu cara
Y después de traspasar el frágil puente
en tu boca, descansar como cascadas.
Claudia Acosta.