El día había sido largo, los problemas se habían sucedido sin solución aparente, mi capacidad de vivir se había desmoronado, estaba extenuada, sin fuerzas y  por si fuera poco había discutido con la única persona que me comprendía , también ella me había fallado, según pensaba.

Me tome un vaso de leche y me metí en la cama, el dulce sueño me invadió olvidando los pesares del día.

De pronto volé a un país extraño en tierras lejanas, no sentía mi cuerpo ni parecía que nadie se diese cuenta de mi presencia, sin embargo estaba entre los demás como uno de ellos.

Hacia frió, la gente iba y venia en una ciudad que no conocía, yo andaba de un lado a otro sin saber a donde ir ni que hacer, un llanto me sobrecogió, en un pesebre un niño era mecido y la joven madre, le cantaba una dulce melodía para que sus ojos conciliasen el sueño,  lo apretaba contra su pecho para que no sintiese frío, por un momento quise hacerme niño para ser tratado igual, la gente le daba leche y pan, miel y  uvas, entre la turba se abrieron paso unos personajes vestidos con ricos ropajes, no pude acercarme a ver lo que hacían ante la mujer y el niño porque había muchos curiosos.

En ese extraño estado que me encontraba me vi de nuevo con muchas personas que seguían a un hombre joven, éste curaba a los enfermos y tenia una palabra de aliento para todos.

Una intensa niebla cubrió todo y cuando se disipo vi en un madero a aquel joven que había hecho tanto bien, a los pies  una mujer  con lagrimas en los ojos , pero una increíble paz en el corazón, un grito desgarrador cruzo el aire, le siguió un gran terremoto y el silencio.Caí desmayada a los pies de aquella cruz, no veía a nadie , solo el crucificado que me miraba con una sonrisa, se bajaba de la cruz y me tendía sus manos, una intensa paz sentí dentro de mi,  el mundo giraba y allí solo Él y yo, de pronto mi vida paso como una visión por la retina y note que estaba vacía, la verdad se abría paso, había vivido haciendo muchas cosas, preocupada por miles asuntos vanos, pero el amor lo tenia encerrado en el desván de mi corazón, porque no tenia tiempo de usarlo, yo solo me valía de mis sentimientos para tener y tener, el afán de posesión me corroía, el poder y el ser eran mis metas.

Ahora cuando la vida se me había vuelto de espaldas no tenia nada a que amarrarme, tenia muchos bienes materiales pero la parcela de mi corazón estaba vacía.

Me vi en medio de una gran extensión seca y estéril, Él se inclino y me dio la mano y las flores brotaron del suelo, verdes, hermosas y llenas de vida.

Algo deslumbro mis ojos y al abrirlos vi la ventana por la que se adentraba un rayo de sol, me levanté de la cama y me asome a ella, en la calle los niños jugaban con la nieve, todo estaba adornado y la gente que se cruzaba se saludaba con un " feliz navidad".

Yo me sentí renovada por dentro, mis problemas del día anterior ya no me preocupaban,¡ todo se solucionaría! , Él se había bajado de su cruz para darme la mano y decirme que estaba a mi lado y me quería, me quería a pesar de mis defectos, de mis errores.

Entonces aprendí a andar el camino llenándolo de amor, dando amor, sin dejarme llevar por las banalidades de este mundo sino por los decretos del corazón,.