Recibí la noticia de que vendrá mi hermano de vacaciones a pasar unos días en casa. Inmediatamente empecé los preparativos para recibirlo como merece...
Según yo, siempre tengo la casa limpia y me admiro cuando llego a una casa y está sin barrer; mis hijos ya saben que si al llegar yo a casa encuentro algo fuera de su lugar, exploto inmediatamente. ...Bueno, volvamos a lo de la limpieza de casa.
Según yo, siempre tengo la casa limpia y me admiro cuando llego a una casa y está sin barrer; mis hijos ya saben que si al llegar yo a casa encuentro algo fuera de su lugar, exploto inmediatamente. ...Bueno, volvamos a lo de la limpieza de casa.
A pesar de que aparentemente tengo la casa limpia decidí hacer aseo general... Y cuál fue mi sorpresa al ver que tenía basura acumulada, cosas inservibles, polvo en los rincones, papeles sin importancia ocupando espacio... sin fin de cosas...
Y entonces se me vino a la mente que si así tenía mi casa, a la mejor así tenía mi alma y conciencia, según yo aparentemente tranquila y limpia. Sin perder más tiempo, también me he propuesto hacer limpieza general y profunda...
Empiezo por revisar cuidadosamente cada espacio de mi interior, para encontrar todo aquello que es inservible y nocivo.
Inmediatamente tomé el plumero para sacudir todos los rincones que estaban cubiertos con polvo de olvido y frustraciones.
Luego paso a revisar los cajones de mi corazón que sirven para guardar recuerdos. Tiré todos las experiencias amargas, todo rescoldo de aquel resentimiento que aún se encontraba por ahí.
Descubrí algunas manchitas en mi alma, producidas por sentimientos negativos como el odio y el orgullo. Las lavé con delicadeza y empeño; utlizando jabón de perdón y enjuagando con abuandante agua de humildad.
Vi que en mi corazón había algunas grietas causadas por las desilusiones. Entonces también decidí darle una resanadita con una mezcla de ilusiones y esperanzas.
Luego me puse a barrer minuciosamente, cuidando de no dejar ni la más mínima mancha de polvo. Era necesario, para que quedara mi alma limpia de toda mezquindad.
Planché con sumo cuidado mi alma, por si había quedado alguna arruguita provocada por la duda o la desconfianza... la dejé impecable.
Me quedé asombrada al final de mi tarea:
-Cuánta basura tenía dentro de mi!... Viejos resentimientos, amarguras, frustraciones, cosas que según yo había olvidado y seguían ahí ocupando espacio, impidiéndome llenarme de amor.
Hoy me siento más liviana, más libre. En mi mente y corazón hay más espacio para el amor. Y como no quiero mi alma ensuciar, tomaré algunas precauciones:
Me vacunaré contra todo sentimiento mezquino con una buena dosis de esperanza, ilusión, confianza, humildad y sobre todo, de amor.
Sembraré en mi corazón un jardín de flores de amistad, solidaridad y ternura, impidiendo así que crezca la mala yerba...
La tarea mas ardua que tendré es aprender a dominar mi carácter, que ha sido el causante de que tuviera tanta basura en mi interior... Sé que lo podré amansar, pues a pesar de ser como un fuerte toro, tengo a mi mejor entrenador para lograrlo: DIOS.
Desconozco el autor
Y entonces se me vino a la mente que si así tenía mi casa, a la mejor así tenía mi alma y conciencia, según yo aparentemente tranquila y limpia. Sin perder más tiempo, también me he propuesto hacer limpieza general y profunda...
Empiezo por revisar cuidadosamente cada espacio de mi interior, para encontrar todo aquello que es inservible y nocivo.
Inmediatamente tomé el plumero para sacudir todos los rincones que estaban cubiertos con polvo de olvido y frustraciones.
Luego paso a revisar los cajones de mi corazón que sirven para guardar recuerdos. Tiré todos las experiencias amargas, todo rescoldo de aquel resentimiento que aún se encontraba por ahí.
Descubrí algunas manchitas en mi alma, producidas por sentimientos negativos como el odio y el orgullo. Las lavé con delicadeza y empeño; utlizando jabón de perdón y enjuagando con abuandante agua de humildad.
Vi que en mi corazón había algunas grietas causadas por las desilusiones. Entonces también decidí darle una resanadita con una mezcla de ilusiones y esperanzas.
Luego me puse a barrer minuciosamente, cuidando de no dejar ni la más mínima mancha de polvo. Era necesario, para que quedara mi alma limpia de toda mezquindad.
Planché con sumo cuidado mi alma, por si había quedado alguna arruguita provocada por la duda o la desconfianza... la dejé impecable.
Me quedé asombrada al final de mi tarea:
-Cuánta basura tenía dentro de mi!... Viejos resentimientos, amarguras, frustraciones, cosas que según yo había olvidado y seguían ahí ocupando espacio, impidiéndome llenarme de amor.
Hoy me siento más liviana, más libre. En mi mente y corazón hay más espacio para el amor. Y como no quiero mi alma ensuciar, tomaré algunas precauciones:
Me vacunaré contra todo sentimiento mezquino con una buena dosis de esperanza, ilusión, confianza, humildad y sobre todo, de amor.
Sembraré en mi corazón un jardín de flores de amistad, solidaridad y ternura, impidiendo así que crezca la mala yerba...
La tarea mas ardua que tendré es aprender a dominar mi carácter, que ha sido el causante de que tuviera tanta basura en mi interior... Sé que lo podré amansar, pues a pesar de ser como un fuerte toro, tengo a mi mejor entrenador para lograrlo: DIOS.
Desconozco el autor