Viernes, 21 de enero de 2011
Semana 2ª durante el año
Hebreos 8, 6-13 / Marcos 3, 13-19
Salmo responsorial Sal 84, 8. 10-14
R/. "El Amor y la Verdad se encontrarán”
Santoral:
Santa Inés
No tengo edad, tengo vida
Algunos de nosotros envejecemos,
de hecho, porque no maduramos.
Envejecemos cuando nos cerramos
a las nuevas ideas y nos volvemos radicales.
Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta.
Envejecemos también cuando pensamos
demasiado en nosotros mismos
y nos olvidamos de los demás.
Envejecemos si dejamos de luchar.
Todos estamos matriculados
en la escuela de la vida,
donde el Maestro es el Tiempo.
La vida sólo puede ser
comprendida mirando hacia atrás.
Pero sólo puede ser vivida
mirando hacia adelante.
En la juventud aprendemos;
con la edad comprendemos…
Los hombres son como los vinos:
la edad estropea los malos,
pero mejora los buenos.
Envejecer no es preocupante:
visto como un viejo sí que lo es.
Envejecer con sabiduría no es envejecer
En los ojos del joven arde la llama,
en los del viejo brilla la luz.
Siendo así, no existe edad,
somos nosotros que la creamos.
Si no crees en la edad,
no envejecerás hasta el día de tu muerte.
Personalmente, yo no tengo edad:
¡Tengo vida!
No dejes que la tristeza del pasado
y el miedo del futuro te estropeen
la alegría del presente.
La vida no es corta; son las personas
las que permanecen muertas
demasiado tiempo
Haz del pasaje del tiempo
una conquista y no una pérdida.