Hoy se besa a la familia, a los amigos, a los amantes...
Pero ¿cuándo se convirtió el beso en símbolo de la expresión de afecto y amor?
Aunque es natural pensar que el beso siempre ha existido, no siempre se consideró de la misma forma. Es en las épocas primitivas cuando se encuentra su origen, y fue la madre hacia sus hijos, la primera en manifestar su cariño de esta bonita forma.
Hubo que esperar hasta el siglo VI para que la sociedad admitiera el beso entre personas, parejas, como expresión de afecto.
Fue Francia, romántico país, el que instauró la costumbre de que el beso era parte del cortejo entre dos amantes. Y así, poco a poco, hasta que en Rusia, consideraron que un beso era la mejor forma en la que una pareja de novios sellase ante el altar su amor para siempre.
Hoy se considera natural ver a las parejas besarse en mitad de la calle, en un parque, en un restaurant, pero no siempre fue así. Dependió del momento histórico que sufrieran los países.
Así, cuando llegó la Revolución Industrial, y el racionalismo imperó en las mentes humanas, las manifestaciones de amor se reprimieron. Y, por tanto, los besos pertenecían solo al ámbito de lo privado.
Es una pena, pero nadie se besaba en la calle.
Tuvo que llegar el séptimo arte, en el siglo XX, para devolver a la escena pública un acto tan privado como es el besar. En la pantalla los protagonistas se besaban, y en las butacas, en la última fila, los espectadores también. Esta libertad en el cine, sin embargo, desapareció pronto con la llegada de los comités de censura.
Hubo que esperar a que finalizara el periodo de entreguerras y se acabara con los regímenes dictatoriales que imperaron en Europa y en muchos países latinoamericanos para que el movimiento hippy, el feminista y el ecologista devolvieran el color y la libertad a las calles.
Basta pensar en Mayo del 68 para imaginarnos
que por aquella época el
beso no era sólo símbolo de amor, sino de rebeldía por lo impuesto. Los jóvenes no querían obedecer a sus padres, que les pedían recato, y disfrutaban del amor a plena luz del día.
El amor libre llegó a las calles de las capitales más importantes del mundo. La primavera, y con ella el amor, floreció de nuevo. Y del fruto de esa expresión llegaron muchos de los jóvenes de hoy, que ahora disfrutan en lo privado y en lo público del arte de besar.
a/d
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