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General: EL EVANGELIO DE HOY MIERCOLES 27 DE ABRIL DE 2011...DIOS LOS BENDIGA,FELIZ DIA
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De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 27/04/2011 13:20

 

El Evangelio de Hoy MIERCOLES 27 DE ABRIL DE 2011

Miércoles de la Octava de Pascua

¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra.

“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.

Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla  con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen

Primera lectura

Libro de los Hechos de los Apóstoles 3,1-10.

En aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente llevaban y ponían ante la puerta llamada la "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.
Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió limosna. Pedro y Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: "Míranos". El hombre se quedó mirándolos en espera de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: "No tengo ni oro ni plata, pero te voy a dar lo que tengo: En el nombre de Jesucristo nazareno, levántate y camina". Y, tomándolo de la mano, lo incorporó.
Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso de pie, empezó a andar y entró con ellos al templo caminando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado junto a la puerta "Hermosa" del templo, quedaron llenos de miedo y no salían de su asombro por lo que había sucedido.
Palabra del Señor.

Meditación

***Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar***

Al principio y durante un cierto tiempo, los discípulos continuaron siendo fieles a la liturgia del Templo. No comprendieron enseguida el alcance sacerdotal y sacrificial de la muerte de Jesús y del rito del «pan y del vino». Ciertamente, desde un principio, celebraban la Cena como Jesús les había recomendado: «haced esto en memoria mía».

Un tullido de nacimiento pedía limosna... Pedro le dijo: «oro no tengo, pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesucristo el Nazareno, levántate y anda».
Los Apóstoles son los continuadores de Jesús. Son los depositarios del poder taumatúrgico -hacer milagros- del Mesías.

La acción de Jesús no terminó con su muerte: Dios continúa actuando a través de su presencia misteriosa en su Iglesia.
Y para subrayar esa continuidad:
Pedro dice las mismas palabras que Jesús: «Levántate y anda...» (Lc 5, 23)
Pedro hace el mismo gesto que Jesús: «Tomándole de la mano...» (Lc 8, 54)
Y sana la misma enfermedad, un paralítico y en el mismo lugar... (Mt 21, 14)
¿Creo yo en la Iglesia, depositaria de los beneficios de Dios? ¿Creo, de veras, que Jesús está viviendo en ella?
¿Es su Palabra la que oigo, cuando se lee la Escritura en la Misa? ¿Es a El a quien encuentro, cuando me confieso?
Ocasión de descubrir de nuevo la misteriosa profundidad de la "acción Apostólica": el Papa y los obispos continúan la función de Pedro y de los Doce.
-En nombre de Jesucristo, ¡Levántate y anda!

Eso es los que repite la Iglesia a la humanidad, con tanta frecuencia paralizada. «Levántate».
La Iglesia, siguiendo a Jesús, quiere la grandeza del hombre: un hombre de pie, un hombre activo, un hombre capaz de tomar su destino en su mano...
En mi vida familiar o profesional, ¿contribuyo a «levantar» a la humanidad? ¿contribuyo a curar?
Yo mismo, ¿sé apoyarme en la fuerza de la resurrección para ponerme de nuevo en pie cada vez que una prueba me ha paralizado o anonadado? «En nombre de Jesucristo, ¡que me levante y ande!»
-Entró con ellos en el Templo...

El tiempo de la Pascua nos regresa a la frescura de la vida evangélica vivida por la primera comunidad, en donde lo sobrenatural era la cosa más natural, en donde los milagros eran el medio para que el mundo creyera en la resurrección y se adhiriera a la Iglesia.
Ho
y en día la comunidad cristiana se asombra por una curación milagrosa, de que una persona tenga visiones o revelaciones de Dios; cuando esto, para una persona que vive en el Espíritu, puede ser la cosa más natural. Esto no quiere decir que todas las visiones y milagros que la gente dice tener o realizar tengan como fuente a Dios, sin embargo, no debería de extrañarnos que cosas como estas sucedan, ya que en medio de un mundo incrédulo en el que vivimos Dios se continúa mostrando con poder.
Jesús había dicho a sus apóstoles: "Ustedes harán cosas más grandes que las que yo hice". Los signos y prodigios que Dios sigue realizando entre nosotros tienen como objetivo manifestarle al mundo que su Palabra es actual y verdadera, que Él continúa actuando en todos aquellos que se ofrecen a ser sus mensajeros, y tú puedes ser uno de ellos.


 

Salmo responsorial: 104
***
Que se alegren los que buscan al Señor. ***

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,  dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas. R.
Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R. 

 

El Evangelio de hoy

Lucas 24, 13-35

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.

Reflexión

*** el pan,lo bendijo, lo partió y se lo dio.Entonces se les abrieron los ojos***

El relato de la aparición de Jesús resucitado a los dos discípulos de Emaús nos ayuda a enfocar un primer aspecto del misterio eucarístico que nunca debe faltar en la devoción del Pueblo de Dios: ¡La Eucaristía misterio de luz! ¿En qué sentido puede decirse esto y qué implica para la espiritualidad y la vida cristiana?
     Jesús se presentó a sí mismo como la «luz del mundo» (Jn 8,12), y esta característica resulta evidente en aquellos momentos de su vida, como la Transfiguración y la Resurrección, en los que resplandece claramente su gloria divina. En la Eucaristía, sin embargo, la gloria de Cristo está velada. El Sacramento eucarístico es un «mysterium fidei» por excelencia. Pero, precisamente a través del misterio de su ocultamiento total, Cristo se convierte en misterio de luz, gracias al cual se introduce al creyente en las profundidades de la vida divina. En una feliz intuición, el célebre icono de la Trinidad de Rublëv pone la Eucaristía de manera significativa en el centro de la vida trinitaria.
     La Eucaristía es luz, ante todo, porque en cada Misa la liturgia de la Palabra de Dios precede a la liturgia eucarística, en la unidad de las dos «mesas», la de la Palabra y la del Pan. Esta continuidad aparece en el discurso eucarístico del Evangelio de Juan, donde el anuncio de Jesús pasa de la presentación fundamental de su misterio a la declaración de la dimensión propiamente eucarística: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida» (Jn 6,55). Sabemos que esto fue lo que puso en crisis a gran parte de los oyentes, llevando a Pedro a hacerse portavoz de la fe de los otros Apóstoles y de la Iglesia de todos los tiempos: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68). En la narración de los discípulos de Emaús Cristo mismo interviene para enseñar, «comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas», cómo «toda la Escritura» lleva al misterio de su persona (Lc 24,27). Sus palabras hacen «arder» los corazones de los discípulos, los sacan de la oscuridad de la tristeza y desesperación y suscitan en ellos el deseo de permanecer con Él: «Quédate con nosotros, Señor» (Lc 24,29).

San Lucas, en este pasaje, sintetiza lo que ya desde el principio de su evangelio ha venido diciendo: Dios se ha acercado a nosotros, nos ha salido al camino haciéndose uno de nosotros. Los judíos no lo reconocieron, ni tampoco ahora lo reconocieron los mismos discípulos. Dejando el cielo se puso a caminar con el hombre, para instruirlo en el camino de la vida pero, como dirá San Juan: "los suyos no lo reconocieron, pero a los que lo reconocieron les dio el poder llegar a ser hijos de Dios".

Señor, te agradezco la oportunidad que me has dado de ser testigo de tu poder y de tu gran amor. Gracias, porque cuando yo estoy pidiendo limosna de bendiciones, de compañía, de amor... tú me respondes de una manera asombrosa y mucho mayor de lo que pudiera pedir o pensar.
Úsame, Señor, para que los que están necesitados de tu presencia y de la fe en ti, pueda yo mostrarles tu poder inconmensurable y de ese modo puedan orientarse del todo a ti y que puedan vivir su vida andando, saltando y alabándote.

Te alabo Señor ,porque Tu palabra es mi consejera y permite que en mi camino sea la luz para mis pasos.

.“Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor.Amen,y Amen .

* Te agradecería compartieras con tus amigos este mensaje.
Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR TU AMISTAD

FELIZ DIA.

 

Hermes Sarmiento G

De Colombia

 Si deseas escribirme, hazlo a este correo.

Así, responderé oportunamente.

Gracias

Hermes281955@hotmail.com

 
 
 
 
 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Taty Enviado: 27/04/2011 19:04
Amén


 
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