Si últimamente no duermes demasiado bien, haz como nuestros antepasados y pon tus piernas en remojo. Para ello, sólo necesitarás un cubo o barreño con agua fría y otro con agua caliente. Introduce las piernas hasta la rodilla primero tres minutos en el cubo de agua fría y después un minuto en el de agua caliente. Repite varias veces toda la operación.