En el manicomio, un loco gritaba: ¡Yo soy el enviado de Dios! Se le acerca otro loco y le dice: No, ¡Yo soy el enviado de Dios! Y así, los dos locos discuten. Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta: ¿Qué pasa aquí? Y el primer loco dice: ¡Yo soy el enviado de Dios! Y el segundo dice: No, ¡Yo soy el enviado de Dios! Entonces, el tercer loco dice: Un momentito, ¡Yo no he enviado a nadie! |