amigos, destacan más los ternos caros,
la moda y la ambivalencia, la movida
del dinero, los cargos sin dañar
abdominales, los peces pintados
de colores, el ansia, la agónica
vida ilustre, las sectas reconocidas
y un sin fin de grupos
que marcan la distancia entre elites
y otros grupos sociales
cuyas relaciones se ignoran
o no se consideran importantes.
De los millones de seres humanos
que pueblan la Tierra
sólo se conocen unos pocos, los demás
no existen, bueno...se sabe que son
los que trabajan, viven pobremente,
y mantienen a la clase alta
que dirige los destinos a capricho,
imponiendo leyes, normas, regímenes
e impuestos, para sufragar sus deudas.
El pueblo no tiene “arte ni parte”
y no tienen derecho a sentir indignación
porque a los ojos de los grandes
no son dignos de naturaleza real,
sino plebeyos, como poliedros
irregulares.
Y son las pasiones lo que mata al hombre
y es condición humana
ver la paja en el ojo ajeno y no la viga
en el nuestro, ¡Santo Dios! cuántas
cerraduras para llegar a los salones...
¡Dios mío! cuánto valen los que valen
y que poco cuesta decir: tú no vales...