Un puñal de besos míos
se funde en tus labios
el instante de tu mirada suspendida
me hipnotiza y me penetra...
mi tiempo se encarna en tu silencio
y somos ¡dos en uno!
¡lava y fuego!
¡boca y vino!
horizonte de azul llama sangre
en la arteria ilimitada del espíritu mismo.
¡Oh! amor mío
presiento tu gleba ardiente
amurallando mi universo
la infinitud de tus ansias
deshojando mis secretos
el umbral de tu mirada
coronándose de versos
fábula viviente hecha de fantasía
rascando mis axilas con la magia de tus dedos.
¡Cuánto amor en la vía láctea
de nuestros corazones gemelos!
¡cuánta luz en nuestros vientres temblorosos!
¡hoy nadie llora!
el instante parpadea su dicha...
tus senos leche nivea alimentan nuestro sueño
y la voz litúrgica del tiempo
pronuncia nuestros nombres
¡absorbiéndolo todo!
¡Hoy somos lo que siempre fuimos!
lo que seremos cuando la carne no respire
espiga enardecida del amor con diez sentidos
eterna corvatura solar del espíritu
iluminando nuestro yo profundo.
¡Ay! mujer... piel de mi nada y mi todo
que no se atreva la muerte a tocarnos
que su niebla se retire de nuestras aguas
y se pierda en el agujero negro
del tiempo... el olvido... y la distancia.
¡Nada nos detendrá!
más cuando somos el infinito
cuando somos dos en uno
abrazando el ¡absoluto!
¡ternura! ¡amor! ¡fuego! ¡lumbre!
dos espíritus en uno mismo
¡de paso por este mundo!
