Niño de la calle
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Niño de la calle
Camino por las calles buscando sin cesar en todas las personas que cruzo al caminar un gesto, una sonrisa, tal vez sólo un mirar, o acaso algún juguete que nunca pude hallar.
Qué busco, no lo entiendo, lo hago sin parar, y camino y camino, y aunque cansado ya, yo busco en las miradas no sé qué cualidad que indique la persona que espero yo encontrar.
No sé por qué la busco, no sé si existirá una mujer o un hombre que me quiera mirar y vea en mí al niño que soy en realidad, me brinde su cariño, me ofrezca su amistad.
Que me dé una palmada, que me haga pensar, que no soy un estorbo, que no soy marginal, que yo soy como todos, y no me dé al pasar, esa moneda fría que me dan sin mirar.
Me dicen que soy tonto, que no debo buscar, que antes hubo un hombre como el que quiero hallar, pero que ahora está muerto, en una cruz está, sus manos han clavado, no las puede soltar.
(Y aunque muchos afirman su ejemplo imitar y tienen manos libres, no las van a usar para tocar a un niño de la calle además, porque si así lo hicieran se pueden ensuciar).
Pero sigo buscando, no voy a abandonar, porque si hubo en un tiempo una persona tal, no se puede morir, no la pueden matar, y yo estoy muy seguro que la voy a encontrar.
Y le diré: hola, Cristo, ¿qué tal?, ¿cómo te va?, desde hace mucho tiempo te busco al caminar, y no te preocupes, no es tanto, en realidad son sólo ocho años, porque ésa es mi edad.
Julio Molina (Autor Argentino)
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