El sexto sentido
El sexto sentido existe, está ubicado en una región de la corteza
cerebral ubicada entre los dos hemisferios y funcionaría como un
“sistema de alarma” que indica cuando algo no anda bien.
El descubrimiento -que apareció en la revista norteamericana “Science”,
y que fue publicado por el diario “Clarín”- fue hecho por científicos de
la Washington University, de Saint Louis. “Se trata de un circuito que
da informaciones para ajustar el rumbo de nuestro comportamiento y
hacer que nos pongamos a resguardo del peligro”, explicó Joshua Brown,
miembro del proyecto.
La corteza cingulada (donde, según informaron, fue encontrado el
“sexto sentido”) es una vieja conocida de los neurólogos, ya que en
algunas enfermedades -como la esquizofrenia y los disturbios
obsesivo-compulsivos- puede ser diferente de la de las personas
sanas. La región ha sido identificada en el pasado como el lugar de
la toma de decisiones dentro del cerebro, o como el circuito que
ayuda a realizar elecciones cruciales.
La flecha tramposa
En este estudio, según detalla “Clarín”, los investigadores demostraron
que la corteza cingulada anterior es la que advierte a nivel inconsciente
cuando algo “no anda bien”, o que una acción puede tener efectos nefastos.
Para demostrarlo, los especialistas pusieron a un grupo de jóvenes
frente a una computadora. Los individuos debían observar y marcar
los movimientos de una flecha blanca o azul, que podía moverse en la
pantalla. Cada tanto aparecía una segunda flecha y en estos casos los
jóvenes debían indicar la dirección seguida por la primera flecha. Durante todo el juego persistía el truco -desconocido para los voluntarios-,
según el cual cuando la flecha inicial era azul la mayor probabilidad era que
apareciera la segunda flecha.
Luego de un rato, los jóvenes comenzaron a equivocarse cada vez menos,
como si su cerebro hubiera descubierto el truco de los colores, aun cuando
desde el punto de vista consciente los jóvenes no habían sido advertidos.
A medida que su desempeño mejoraba, los investigadores, que
“espiaban” el cerebro de los voluntarios a través de equipos de
resonancia magnética, notaban un aumento en la actividad de la
corteza cingulada anterior conjuntamente con la aparición de la
flecha tramposa. (Especial)
(La Gaceta.com.ar)
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