Una tarde tus ojos y los míos
con ansias infinitas se buscaron
al encontrarse se miraron
y nuestras almas tristes suspiraron.
En silencio me dijiste muchas cosas
en silencio también te di respuestas
y sentí que te abrazaba toda
que tu amor me quemaba el alma
recordé tu risa matinal
tu dulzura clara y tempranera
aspiré el aroma de tu aliento
recordé la rosa primavera.
¡Cómo me duele mirarte a los ojos!
¡cuánto me duele no tenerte en mis brazos!
¡por qué tenerte que sentir tan ajena!
¡por qué si tus ojos todavía me llaman...!
¡Oh! destino injusto e incierto
¡oh! tristes notas orquestales
nada detiene mi desventura
¡ya tu existencia es de otro valle!
¡Ay tus ojos están en los míos
cada vez que me duele el alma!