Pero antes os voy a explicar como era yo de impaciente, hace ya muchos años. Desde antes de levantarme por la mañana en el momento que me despertaba mi cabeza no paraba de programar el día y no solo el día sino también el siguiente y el otro mas y las semanas, eso me hacia estar muy nerviosa pues el tiempo parecía que no avanzaba, entonces me levantaba de la cama y me ponía activa al 200×200, no me podría ajustar al flujo del tiempo, y eso no era todo que empezaba a levantar a mis dos hijos (ya que entonces eran pequeños) y mi actitud hacia ellos aunque era cariñosa era una actitud autoritaria y mandona pues se me acababa el tiempo y no veía todas las cosas arregladas, además la mayoría de veces acababa haciendo yo las cosas por ellos, pues la lentitud de mis criaturas me sacaba de mis casillas.

También era muy ágil de mente pues siempre me anticipaba a sus palabras y a sus acciones, como ellos eran muy pequeños no les molestaba mas bien me decían:

- “Mama, tu lo sabes todo”.

También a mi pareja la traía loca (tengo que reconocer que el no es nada impaciente), pues proyectos y acciones constantes lo hacían ir a remolque de mi, suerte que siempre he contado con su apoyo y amor. Pero se positivamente que muchas veces acababa también con su paciencia.

A modo de risa me decía:

-“Voy ha hablar con Don Apapucio, para que te de a ti un día de 48horas ya que no te cunde el día”.

Yo no sabia quien era Don Apapucio, pero me imaginaba que era el que administraba el tiempo y yo os aseguro que necesitaba mucho más tiempo pues mi impaciencia por tener y hacer las cosas no hoy sino más bien ayer, era muy exagerada. Caramba como era yo y mi impaciencia.

Cuando entre en este mundo espiritual me dije a mi misma eso me lo tengo que trabajar yo ya que es un sin vivir para mi y para mis seres queridos. Empecé a tomar esencias florales de Bach, concretamente Impatiens y vaya si tome, pero no acababa de encontrar un total equilibrio pero yo seguía tomando ya que tengo mucha fe en las esencias. Pero pensé que debía hacer algo más.

Pues veréis, una noche antes de dormirme empecé mis meditaciones y me dije a mi misma:

-“Quiero visualizar mi EGO de la Impaciencia”.

Lo repetí varias veces y seguramente me dormí. Pues eso pensaba yo, pues en un momento me desperté un poco asustada buscando una rata negra con un rabo enorme que corría por alrededor de mi cama y se quería esconder y meter por los sitios más inesperados, en ese momento di un salto de la cama y me dije a mi misma:

 

-“Vaya, tu eres mi EGO de la Impaciencia”.

Evidentemente cuando puse los pies en el suelo desperté y por mas que intente buscar a esa enorme rata, no la encontré por ningún lado, evidentemente desperté a mi pareja buscando la rata y el me dijo “aquí no hay ratas”. Entonces me senté en la cama y me dije a mi misma.

-“Claro que aquí no hay ratas, si es mi EGO de la Impaciencia”.

- “Así que eres una rata, vaya vaya, pues yo voy a poder contigo”.

Yo pensaba que me saldría un gran monstruo, pero no solamente era una rata. Así que cada vez que en mi vida llegaba la impaciencia, evidentemente me tomaba la esencia florar de Bach, pero me decía a mi misma:

-“Pero si eres una rata y yo voy a poder contigo”.

Evidentemente la impaciencia se calmo y la rata ya no volvió. El caso es que desde entonces hasta aquí me he convertido en una persona mucho más paciente que antes, tengo más aceptación por el paso del tiempo, dejo fluir el paso de mi vida a su debido tiempo y también respeto el paso de los demás, la tolerancia ha crecido en mi con otras personas mas lentas de mi vida. Cuando espero algo o realizo una petición al Universo siempre me digo:

-“Que el Universo decida en el momento que me tiene que dar lo que he pedido”.

Ya que se que mientras que no me llega tengo que hacer una preparación para cuando llegue estar receptiva a poder recibir ese don con felicidad, alegría y amor.

Con paciencia podemos llegar a experimentar la preciosa flor de la vida en toda su efímera fragilidad y en toda su delicada belleza.

d/a