Espontáneamente nuestros labios se unieron
Y nuestros corazones, románticos supieron
Que todo el universo temblaba en nuestras vidas.
El cielo compartido y la vecindad,
El transitivo mundo de nuestro amor,
sintió Toda una eternidad, fluyeron
Los más hondos sentiros, la dicha más querida.
Es preciso tomar la ausencia en una espera
Calmarla, serenarla, recordar los intentos
Maravillosos y únicos que nos brindan el destino.
Reforzar la esperanza de que en primavera
Volverán nuestras ansias hondas y delirantes
A ser calmada juntas en el mismo camino.
Alivio tu querencia.
Tornar en fugaz la eternizada ausencia.
Justo Marquez Sanchez