
AsÍ como llega el otoño
con sus hojas celestes
te acercas tú
edad pesada y efímera.
Tus libros y tus sueños
empolvados por el tiempo
son el reloj desgastado
que va marcando tu deceso.
Ya el infinito no es la ilusión
de tu vejez plateada...
ya los caminos son cortos
y la esperanza vaga.
Las voces del silencio
rondan por tu ventana
esperan dar sentencia
al despertar de el alba.
Cómo se marchita tu flor
en el jardín de la vida
ya nadie sigue tus pasos
¡ya nadie te llama!
¿qué persecución te descarna?
¿qué lágrima te inunda el alma?
¡qué soledad tan absurda!
cuando los años su sangre derrama.
El rocío de tus noches
"es perfume de fantasma".
