En el profundo azul del océano, busqué mi camino
Y pensando que todo en ese mundo tenía sentido, me sumergí.
¡Qué naturaleza tan bella, que paraíso sin fin!
Nadé y buceé y durante un tiempo creí ser feliz,
mas que poco duró, que cuando pensé que era invencible
el oxígeno me faltó.
Ahora estoy en medio de la nada, intentando salir
viva por fuera, muerta por dentro, pero sigo aquí.
Escucho voces allá arriba, OH! Dios, es la gente que me quiere
que está esperándome en la superficie.
Debo subir, lo sé, no puedo defraudarles.
Mi vida no ha acabado, es más, mi misión aún no
ha empezado,
pero aquí abajo está todo tan oscuro
que se me hace imposible conocer mi verdad
estoy atrapada entre las algas marinas
el salitre ciega mis ojos, arruga mi piel
el mar me consume...
no creo que pueda aguantarlo mucho más.
Busca en tu interior, piensa en ti,
has nacido para algo, todos lo hacemos,
pero no siento paz en mi interior
y no obtendré respuestas
hasta que no esté en paz conmigo misma.
Y una voz, desde el interior de mi propio cuerpo, me habló:
“Abre los ojos Lourdes, y vive.
Vive para ser feliz tú, y sólo así harás feliz
a los demás”.
Y como si de una fuerza sobrehumana se tratara
mi cuerpo empezó a emerger, tan rápido, tan vivo.
Aquí estoy, de nuevo en el punto de partida,
y observando el mundo en el que he nacido
y en el que he de morir, me paro y digo:
“Como el Ave Fénix, resurjo de mis cenizas,
me siento bien, voy a vivir”!!!
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