“Amor con condiciones”
Filomena recibe una nota de Pancracio felicitándola por un importante logro de ella. Filomena agradece por la misma vía y él contesta entablando una charla por medio del Chat. Ella se entera quien es él, por lo que el mismo le cuenta. Pancracio le comunica que le gustaría conocerla. Filomena se da cuenta que el hombre la esta cortejando pero no le importa ya que desea conocerlo debido a que le resulto muy interesante su actividad y entiende que él podrá explicársela mejor si se conocen personalmente.
Concretan una cita y se encuentran.
La charla fue amena e interesante hasta que él le confiesa que esta interesado en ella…que le gustaría comenzar una relación.
Filomena pensó que el hombre iba muy rápido… ella había presentido algo cuando hablaban por el chat…aunque Pancracio trato de disimularlo muy bien.
Pero lo terrible fue que ella comenzó a sentir, por él, el mismo interés…no deseaba que él se diese cuenta ya que entendía era demasiado pronto.
Pancracio le comenta que, meses atrás, tuvo una relación con una mujer que dejo porque no lo dejaba tranquilo ya que era muy posesiva y celosa
Filomena le contesto y comenzó un diálogo más fluido:
- Eso es terrible ya que, según mi entender, sucede cuando no se tiene seguridad en si mismo. Aunque también sucede cuando el hombre, no se si sea el caso, le da motivos para ello.
- Yo no se los di…solamente pretendía que me no me llamara todos los días, que me deje trabajar tranquilo, que no me abrumara.
- Pero si dos personas se quieren, se aman es lógico que deseen sentir –aunque sea-una palabra dulce por teléfono. Sentir que tanto el uno como el otro se extrañan. Tampoco una cosa enfermiza…pero un llamado por la mañana- si no viven juntos- y otro por la noche…-lo digo como ejemplo- no lo considero acoso si realmente el interés es mutuo. Si- como dicen – hay piel química. Es importante respetar los tiempos de cada uno. Entiendo que al iniciar una relación es con miras al futuro. Aunque la experiencia me dice que el futuro es incierto… pero el que no tiene esperanzas positivas debe quedarse solo. No debe, ni siquiera, tratar de seducir a nadie ya que esta mintiendo y hace daño.
- ¿Y eso por qué? Hay que vivir el momento y el tiempo dirá
- Pero amigo… ¡de que tiempo me hablas si le cierras las puertas de inmediato! Ninguna mujer digna desea vivir un momento; no comienza una relación sentimental por un momento sino con la ilusión de que el tiempo, el día a día los unirá más y más.
- No es mi caso…yo no pienso así…
- Entonces tú sólo deseas saciar tu sed pasional y para eso debes dirigirte a otro tipo de mujeres.
- Eso es una antigüedad
- No, eso se llama dignidad, respeto por ti y por el prójimo ya que cada uno sabe como desea vivir. Personalmente no me interesa ese tipo de relaciones…es que ni siquiera podría disfrutar de ese momento pasional ya que no me sentiría querida, amada. ¡No!...solamente deseada para ese momento… un vulgar objeto sexual. ¡No! no es para mí…respeto tu forma de sentir y pensar pero no lo comparto…definitivamente… ¡no!
- Bueno…tampoco lo tomes así… ¡yo soy un caballero!
- ¿Sabes?, después de esta charla ni se si podremos ser amigos
- Pero tu me gustas y yo te gusto
- Si es verdad…pero ya estaba soñando con un bellísimo futuro que a ti no te interesa. Ningún hombre- por lo menos a mi- puede imponerme condiciones para amar. Sé como soy, me conozco muy bien y sufriría mucho. No deseo sufrir ni hacer sufrir. Entiendo que seria dañarme a sabiendas. A veces podemos – en un momento de arrebato – no querer aceptar lo que sabemos anticipadamente…pero luego ¿qué?
- Piénsalo y si deseas hablar conmigo llámame
- Lo mismo te digo a ti y te enviare tres de mis trabajos para que me contestes si te sirven o no. Después de todo nos encontramos para conocernos y hablar de trabajo. Y ahora me retiro ya que es muy tarde.
- Es lamentable …llámame cuando llegues
- Así lo haré.
Filomena llego a su casa y lo llamo como se lo había prometido. Él la atendió bastante indiferente. Toda la dulzura que le había demostrado para convencerla se había desvanecido. No obstante ella le envío sus tres trabajos tal como se había comprometido a hacerlo. Pancracio tenía que evaluarlos y contestarle.
Ella esperaba ansiosamente la respuesta ya que le interesaba saber su opinión, ese trabajo era muy importante para Filomena, él quedo en llamarla a los dos días y ya hacían seis y no tenía respuesta. Llego a pensar si sería tan malo su trabajo que ni se animaba a contestarle. Pero un soberbio como ese se vanagloriaría de comunicarle que nada de lo que le había enviado servía, era capaz de decir que todo era una porquería.
También pensaba en todo lo que habían hablado, respecto a la pareja, relaciones…
Realmente le había resultado denigrante la manera, tan soberbia, que él tenia con respecto al encuentro con una mujer y no deseba llamarlo para que no pensara que ella tenía interés en él. De hecho no le interesaba en lo más mínimo.
Consideraba que a pesar de todo – sería responsable con su trabajo y la llamaría como se había comprometido a hacerlo, aunque sea por orgullo de decir ¡ yo cumplo con mi palabra!
Pero al ver que los días pasaban y no llamaba y – por ende – no sabía que había sucedido con el trabajo que le había enviado lo llamo. Él atendió…
- Hola
- Hola, disculpa la molestia pero me interesaba saber si habías leído la letra de la canción y escuchado mis grabaciones. Te las envíe hace días.
- Estoy trabajando mucho… ¡sí!, puede servir…Pero de igual forma tengo que leerlo y escucharlo nuevamente.
- Dime…para no molestarte si debo enviarlo a otra persona. No, esta bien…todo lo envías y sólo a mi.
- Bueno…cuando me confirmes que es viable te enviare algo más
Se saludaron y no supo más de él…ni siquiera la respuesta por los trabajos que le había enviado.
Filomena ya ni pensaba en sus trabajos pero no podía convencerse de que poco valor tenía la dulzura, el amor, el respeto, la humildad y tanto más respecto de la pareja, y se preguntaba:
- ¿Cómo puede ser? ¿Es posible que si un hombre esta interesado en continuar una relación imponga condiciones para amar, querer? ¡Qué locura! Pero, caramba, si hay algo que nadie puede prohibir es que lo quieran, que lo amen. ¿Quién me puede prohibir que quiera, que ame con todo mí ser? Nadie, ni siquiera la persona a la que amo y no me ama…ese es mi problema o mi placer y no de esa persona que impone condiciones. ¿Qué esta pasando…estamos todos locos? ¿Cómo pueden condicionarme, pedirme que no me involucre? ¿Qué hombre o mujer – que se precie de serlo- no recibe palabras dulces, cariñosas, amorosas con alegría? El saber que la persona a quien él ama le corresponde de la misma forma, manera – entiendo –debe de hacerlo sentir pleno…sumamente feliz. Recibir un llamado diciéndole: - ¿Cómo estas amor? Te extrañaba…deseaba escuchar tu voz antes de dormirme para sentirme arrullada por ti. (O viceversa). La verdad es que es in entendible. Y lo peor es que se quejan de la soledad en que viven. Y bueno…allá ellos. He llegado a la conclusión de que tienen todo para ser felices y lo tiran a la basura. Y… ¿de qué se quejan? ¿Cómo se puede conocer a una persona si no permites que se contacte contigo ni tú te contactes con ella? Lamentablemente hay muchos Pancracio. Solamente se quejan, critican y ni saben porque lo hacen… aunque creo que si lo saben y es porque están enojados con ellos mismos y, por ende, enojados con el mundo. El conocimiento lleva su tiempo pero no se necesita mucho tiempo para conocer una persona promiscua, soberbia. ¡Es increíble la desfachatez que tienen! “ Estoy contigo cuando yo quiero, no me llames si tu quieres estar conmigo y menos para decirme que me quieres, me amas, me extrañas y esas cosas”
Filomena se sentía agredida. Tenía ganas de llamarlo y decirle…pero no lo llamo aunque en voz alta y mirando el teléfono se desahogó…
- Oye, ¿quién te crees que eres?
Sé inteligente y sabe con quien tratas…para ello no se necesita demasiado tiempo.
Y… ¿sabes?...todavía pienso que hay algo que no me has contado y por ese motivo procedes de tal manera. Me niego a creer que seas tan insensible y soberbio.
Filomena…seguía escribiendo todo lo que en voz alta – supuestamente – le decía sin dejar de mirar el teléfono como si , el mismo, fuesen los ojos de Pancracio, y como no se le pasaba la impotencia de no poder escuchar lo que él le contestaba termino con la siguiente frase:
“Ah…me olvidaba…agradezco el haberte conocido ya que me has dado letra para mi nueva canción”