Hace unos días en una reunión familiar comentaban sobre las voluntad de cada persona al morir, de qué manera queríamos dejar las cosas dispuestas para nuestra ausencia.
Yo misma me ví diciendo que les dejaría una carta notarial en dónde explicaría cómo quería que me enterrasen y donde... todos se reían de las ocurrencias.
Pensaba que mientras fuera en tierra la cosa estaría bien, porque eso que lo cremen a uno y luego esparzan sus cenizas por doquier, o lo dejen en una estantería, y nunca en tierra consagrada, es lo que verdaderamente me espanta.
Pero al pasar los días y meditando sobre este asunto, llegué a la conclusión que NO IMPORTA cómo sea o dónde sea... que hasta de éso se encargará el Señor.
"No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?" (Lucas 12 - 22,31)
De qué sirve preocuparse, si lo que vale es abandonarse totalmente al Señor si Él, se encargará de mí, en la vida y en la muerte.
|