No Puedo
"No puedo" es la peor frase que se ha
escrito o hablado, haciendo más daño
que la calumnia o las mentiras.
Sobre ella muchos espíritus fuertes
se han quebrantado y con ella muchos
buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de
quienes no piensan y nos roban del
valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una
advertencia enviada a tiempo y se ríe
cuando tropezamos y caemos por el
camino.
"No puedo" es la madre de la iniciativa
débil; es quien prohija al terror y
al trabajo a medio hacer.
Debilita los esfuerzos de inteligentes
artesanos y hace del que labora un
indolente conformista.
Envenena el alma del hombre con
visión, aplasta en su infancia muchos
planes.
Saluda al trabajo honesto con abierto
desprecio y se burla de las esperanzas
y lo sueños del hombre.
"No puedo" es una frase que nadie
debiera pronunciar sin ruborizarse;
el pronunciarla debiera ser motivo
de vergüenza.
Diariamente aplasta la ambición
y el valor; devasta el propósito del
hombre y acorta sus metas. Despréciala
con todo tu odio por el error que
inculca; rehúsale el alojamiento que
busca en tu mente.
Ármate contra ella como contra una
criatura de terror y todo lo que soñamos
algún día lo obtendremos.
"No puedo" es la frase que, para la
ambición, es un enemigo emboscado
que busca destruir nuestra voluntad.
Su presa es, para siempre, el hombre
con una misión y se inclina tan solo
ante el valor, la paciencia y
la habilidad.
Ódiala, con odio profundo y permanente,
porque una vez bienvenida, quebrantará
a todo hombre, sin importar la meta
que esté buscando. Más bien, sigue
intentándolo y respóndele a ese
demonio diciéndole: "Sí puedo".
Edgar A. Guest
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