Jordi, el catalán
Jordi está en el centro de Barcelona dando vueltas y más vueltas en un intento desesperado por aparcar su coche. Da una vuelta, espera, va un poco más lejos, espera, da otra vuelta... Nada...
Desesperado, levanta la vista al cielo y dice: "Señor, si me encuentras un hueco para aparcar en cinco minutos, te prometo no volverte a hacer el vacío, comer todos los días butifarra, ser un buen catalán que visitará Montserrat todos los meses rezando en catalán con el abad, y el día de San Jordi y todas las fiestas y... ¡qué coño! ¡hasta daría limosna a los pobres!".
Entonces, de forma milagrosa, queda libre una plaza de parking justo delante de su coche. Jordi, emocionado, mira al cielo y dice: "¡Señor, oh, Señor! ¡No busques más, que ya he encontrado yo una!"