Siembra semillas de bondad y de amor,
pero no te preocupes por los resultados futuros.
Si no obtienes el bien que esperabas,
ó si el beneficio no produjo la gratitud deseada,
no te disgustes.
¡Ayuda y sigue adelante!
Siembra la semilla y deja que crezca y fructifique
según las posibilidades del terreno.
Confía en el tiempo…
Mientras tanto,
esparce semillas de bondad y de amor
por donde pases.