Intentar obligar a los demás a creer y vivir como nosotros.
Cultiva tu propio jardín y abandona tu tendencia a examinar y juzgar como los otros cultivan el suyo.
Todos somos diferentemente iguales y tenemos el pleno derecho a la libertad de elegir.
Una de las principales características de las personas plenamente realizadas es que no desean controlar a los demás.
Obligar es el arte de la contradicción. Es más fácil enseñar caminos y dejar que cada quien escoja su sendero.