Todos somos necesarios
Nadie es inútil en esta vida, todos somos necesarios.
A veces las caídas más aparatosas, el verse hundido
y sin salvación, es lo que salva a mucha gente
de vivir condenada a una rutina infructífera.
La conversión llega, a veces, desde el estiércol
del olvido y de la frustración. Y desde la muerte
surgen miles de espigas, que sin aquel grano
de trigo hubieran quedado sin vida y sin fruto.
Para convertirse, para cambiar, es necesario escuchar.
Escuchar es algo más que oír, es estar atento
a la llamada de Dios y a la llamada de los hermanos.
Requiere una labor continua, limpiar, espabilar el oído
mañana tras mañana, como buen discípulo y poder decir:
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”. (1Sam 3, 10)
Saber escuchar a Dios cada día, educa el oído
para escuchar a los demás y viceversa.
Es necesario ver en los otros y en uno mismo
la obra de Dios, amarse, valorarse, sentirse feliz
y descubrir el valor de la vida.
La persona tiene que sentirse feliz de ser ella misma
y dar gracias a Dios por su existencia y por ser tal como es.
Cada persona “representa algo nuevo, algo que antes
nunca existió, algo original y único. La tarea prevista
de cada persona es la actualización de ese carácter único,
de sus potencialidades, nunca antes dadas”. (Martín Buber)
Al perder el sentido de la vida, el valor de sí mismo,
al no reconocerse uno como obra maestra de Dios
y no escuchar las voces de quienes nos piden
que les echemos una mano, se cae fácilmente
en el tedio y la rutina, en la depresión y en la desesperación,
llegando a poner en duda el valor mismo de la vida.
Descubrir que todos somos necesarios en este caminar,
llena de alegría el corazón y envuelve a toda la persona
en un gran deseo de gastar las fuerzas
por la construcción de un mundo mejor.
“Nadie es inútil en el mundo mientras pueda aliviar
la carga de sus semejantes” (Charles Dickens),
mientras pueda aligerar el peso del otro, mitigar
sus necesidades, consolar al triste, acompañar
al solitario y vendar corazones desgarrados.
Dios es el que consuela, venda, sana, convierte,
cambia, da la vida, fe, amor, esperanza.
Él es el único que puede hacer los imposible;
pero cada persona puede ayudar a Dios a hacer
que todo lo que Él hace, sea a través del canal
y pobre instrumento humano.
En este sentido, todos somos necesarios.
P. Eusebio Gómez Navarro OCD