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Perdona para ser libre
Todos en algún momento de nuestras vidas
hemos tenido dificultades, con diferentes grados
de seriedad, o diferencias con alguna persona
cercana, ya sea amiga, familiar o compañeros de trabajo.
Hemos pasado por la experiencia,
no muy agradable, de disgustarnos fuertemente
con alguna persona; para cuando esto pasa,
nuestra primera respuesta "humana", y cuidado,
si no, siguiendo un mal consejo, es dejar de hablarle
a la persona, volverle la cara al pasar o,
en muchos casos, algunos hasta intencionalmente
tratan de dañar a otros.
En fin, las dificultades entre seres humanos
son sumamente comunes y las respuestas,
no siempre son las mejores.
¿Por qué hablo de esto hoy?
Pues muchas veces mis queridos amigos
y hermanos, no perdonamos a alguien porque
simplemente "no sentimos el deseo de hacerlo".
Pregunto yo: ¿cuántas veces no has tenido
deseo de trabajar o estudiar? La respuesta
es simple: es tu responsabilidad hacerlo,
punto, y por eso lo hacemos.
Igualmente para perdonar, debemos hacerlo
por dos razones fundamentales:
Primero, porque como hijos de Dios
es un mandato de Jesús amarnos como
Él nos amó.
Segundo, porque al tener rencor o resentimiento,
simplemente quien sufre no es aquel contra
quien se guarda el rencor, sino que quien sufre,
quien se duele, quien se molesta, es precisamente
quien se siente ofendido, incluso muchas veces
estas situaciones llevan a crisis personales.
Amiga y amigo que lees este mensaje,
el rencor es un peso enorme para tu alma,
y cada día que lo llevas se endurece más
y se hace más pesado y sucio.
Perdonar es un acto que no sólo nos corresponde
hacer por ser hijos de Dios, sino que al hacerlo
sabemos que estamos siendo literalmente liberados
de una atadura muy fuerte.
Y perdonar no es sinónimo de olvidar,
pues no somos máquinas. No, perdonar es tomar
la decisión de bajar esa carga de la espalda,
pedir a Dios fuerza y continuar el camino
al lado de Jesús, dejando que Él sea quien
decida y nos dé a cada uno lo que corresponde.
¿Deseas descansar de ese odio o rencor,
o quieres tener la paz para dormir sin odiar
a tu semejante?
¡Perdona hermana, perdona hermano... para ser libre!