La Peor Traición....
Los pobres y los mendigos son los que más padecen en época de escasez.
Tres alumnos se presentaron ante el maestro exigiéndole una solución.
La comunidad vivía de las limosnas, y estas últimamente no alcanzaban
ni para la austera dieta que los monjes se imponían.
En tal confrontación, el maestro entonces les propuso que se quitasen la túnica
y ocultaran su rostro en la oscuridad de la noche.
Armados con palos, amenazarían a un rico mercader que les daría el dinero
suficiente para subsistir un buen tiempo.
Nunca nadie sospecharía de ellos y para el mercader
no supondría apenas merma en sus finanzas.
El asunto pronto estaría olvidado.
El primer discípulo aceptó. Sopesó que era una acción de poco riesgo.
Irrecriminable en tan extremas circunstancias.
Su justo fin, la hacía necesaria.
El segundo discípulo jamás había desobedecido al maestro.
Estaba acostumbrado a que sus extraños métodos obtuviesen
siempre un acertado resultado. Aunque esta vez sus dudas eran mayores,
no tenía ninguna intención de ofenderlo y perder su protección.
El tercer discípulo, a pesar de tales argumentos, se negó rotundamente:
- Jamás participaré en semejante acción. Soy demasiado cobarde.
- Ocultareis vuestro rostro, nunca nadie lo sabrá –replicó el maestro.
El discípulo seguro de sí, negó con la cabeza y afirmó:
- Lo sabría yo.
El maestro, tras una contundente carcajada,
retomó su habitual carácter benigno y les dijo:
- Aprended de él.
No existe traición más insana que la que se comete contra uno mismo,
ni temor más saludable que el de temer el justo juicio.
No temáis al hambre y a la muerte: temed a
Aquel que tiene poder para desechar vuestra alma al abismo.
(Cuento zen)
De la red
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